Don Juan Tenorio

No sé cuánto tiempo aguantará Don Juan con esa infame apuesta que hizo con Luis Mejía. Porque eso de ganar por 32 a 23 en número de muertos y por 72 a 56 en mujeres seducidas y abandonadas, clama al cielo, no tanto por los muertos, sino por lo de las mujeres en tiempos de tanta sensibilidad de género. Presiento que algunos versos del Tenorio tienen los días contados, porque eso de jactarse de que «a las mujeres vendí», «desde la princesa altiva/ a la que pesca en ruin barca/ no hay hembra a quien no suscriba», y luego especificar los días para llevar a cabo la empresa: «Uno para enamorarlas/ otro para conseguirlas/ otro para abandonarlas/ dos para sustituirlas/ y una hora para olvidarlas», es casi delictivo. Qué les voy a decir si sumamos a la apuesta lo de «una novicia que esté para profesar» y un atrevido quitarle al rival la prometida con la que está a punto de casarse.

Menos mal que están las versiones libres y modernas, como la que se representó en la medianoche del 31 y madrugada del 1 en el 'Concha Espina' de Torrelavega, versión dirigida por Edy Asenjo que ha intentado desmitificar a ese pendenciero de Don Juan. Es la única manera que tiene de sobrevivir, mientras reflexiona en el cementerio entre ángeles, fantasmas de nobleza y deseos de amor en las pastas artesanas de la Confitería Santos que se repartieron después de la función. Enhorabuena.