Secciones
Servicios
Destacamos
«Cuando la cabra estornuda, el tiempo muda», dice el refrán. Y estos días el animal no para de repetir los achís. Pero creemos que se refiere esta vez al cambio de los tiempos más que al meteorológico, aún inmersos como estamos en esta pequeña ... locura del clima. Pensamos más bien que nos quiere avisar sobre los cambios sociales, que son impresionantes, y advertirnos a través de su propio radar del exceso de velocidad a la que se producen, que confunden a la gente y pueden ser capaces de equivocar en este momento a los jóvenes. También pensamos que podría estar indicándonos la senda de un cambio necesario de estrategia al hilo de las elecciones autonómicas en Cataluña.
A los niños catalanes castellanohablantes y a sus familias no podemos alejarles de nuestro pensamiento, sobre todo en estos días previos a los comicios. Y en otro lugar, el peor de nuestro cerebro, en zona hostil, nos acordamos asimismo, pero de otra forma, de los que tendrían que haber velado por ellos desde allí y desde Madrid, mientras fueron pasando los gobiernos autonómicos y nacionales como maleta por consigna, sin que nadie hiciera nada por protegerlos, por explicarles, por atraerles.
Mientras, los otros, los de la ceguera separatista, crecidos, les ofrecen una educación sesgada, casi siempre con intención y maniobras estudiadas, tratando de deformar la historia y de cambiarles el coco. Pobre gente.
Al mismo tiempo, la cabra sólo se preocupa de dar buena leche cuando hace predicciones. Y la política separatista en Cataluña, erre que erre, solo manipula con mala ídem para repetir jugada y sus candidatos se pasan la campaña con ese gesto enfurruñado salvavidas que se hace insoportable. Todo con los muchachos hispanohablantes teniendo que afrontar su futuro en lengua catalana, adquirida a machamartillo, con escaso conocimiento del español gramatical, que les va a dificultar enormemente el acceso a sus estudios, a su oficio, a su carrera o a los puestos de trabajo.
Todo añadido al hecho cierto de que nadie se preocupa de sus cosas por allí ni de sus problemas: empleo, primera vivienda, familia, planificación, ayudas… Mientras, se va cociendo a fuego lento una nueva transgresión separatista que ningún sedicioso niega, después de eliminar ese espíritu modernista y transformador antiguo que han ido dilapidando poco a poco. Quieren volver a la casilla de partida con los mismos argumentos y la misma chulería alimentada de concesiones.
Pero que no picoteen en el dinero de los demás, -el de los territorios que ofrecemos iguales oportunidades- para luego malgastarlo en embajadas ridículas (ya 81) y en un referéndum, porque no lo vamos a permitir.
Todo el mundo habla en estos días decisivos para su futuro de fango, de lodazal, de la memoria democrática, de Milei y de las dos Españas. Cuando por allí a esos partidos les sobra con una y la prefieren débil.
Ya enfrascados en el refranero: «Menos rollo y más manteca al bollo» mientras la cabra estornude y nosotros seamos capaces de producir por allí, poco a poco, los cambios.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.