Secciones
Servicios
Destacamos
El amor propio es un resorte de la decencia que cuando existe nos da un plus en la resolución de los problemas, pero aparece a cuentagotas en estos tiempos. ¡Ausente! Habría que contestar si se encuestara sobre gestos de honradez. Se decía en un viejo ... aforismo: «El amor propio, ojalá no fuera correspondido». Desde luego menguaría el sufrimiento en nuestra batalla personal de autoexigencia.
Hoy, sin embargo, lo que se lleva es el 'amor a lo ajeno', el amor sucio de apropiarse –por ejemplo– de fondos destinados a combatir la pandemia en aquellos tiempos tremendos en los que la vida de mucha gente se diluía sin protección y en soledad, mientras los dineros, como ahora vemos, se evaporaban muchas veces en mariscadas y putiferio.
Es que el amor en todas sus formas, incluso en esas, es objeto principal para el análisis y la reflexión, generando entonces planteamientos filosóficos. La filosofía es también amor, 'amor al saber' y puede muchas veces hasta ser 'divertimento', como señaló Gabriel Albiac en nuestro querido Ateneo de Santander la pasada semana e incluso penetrar hasta el mismo hueso como afirmaba Pascal (1623-1662).
Pero caben preguntas: si la filosofía existe, ¿qué es?, ¿permanece? Nos lo preguntamos cuando sin embargo conocemos a lo que se dedica: al estudio de problemáticas tan diversas como el conocimiento, la mente, la consciencia, la ética, el lenguaje, la belleza, la moral y, cómo ya señalamos, el amor en toda su variedad. Y además analiza los aspectos profundos de la vida como pueden ser las creencias, las ideas y la actitud de las personas. Todo o nada… si no se piensa en ello.
Por ejemplo, la verdad y la mentira existen. La verdad siempre es verdad y la mentira es mentira, ¿existen la verdad y la mentira sin reflexionar sobre ellas, sin descubrirlas?, ¿existe la filosofía si no existe una cabeza pensante?, ¿es filosofía si no hay pensador?.
Pongamos un caso gráfico: si los filósofos hacen de lo material algo inmaterial, también existen los que convierten lo inmaterial en material. Ese es un buen jeroglífico: Koldo, por ejemplo, lo inmaterial lo convirtió en material prescindiendo del amor propio y de la vergüenza, pero ejercitando el amor por lo ajeno: el dolor de la pandemia, el sufrimiento de las residencias, la congoja de las UVIS repletas...todo inmaterial, lo convirtió en billetes de 500 euros, en pisos y en casita de muñecas de 150.000 euros para su hijita de dos años, todo material.
Pues, según la filosofía occidental diseñada como sabemos por Sócrates 470 años A. de C.: el hombre, su alma y la ética haciéndose preguntas hacia la verdad, puede afirmar que Koldo, sus compras y los que le compraron las mascarillas son unos desalmados chorizos… supuestamente. Filosofía pura.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La víctima del crimen de Viana recibió una veintena de puñaladas
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.