Objetivos perdidos

Vivimos en tiempos de puro materialismo con el consiguiente rechazo de lo sobrenatural como ya sucedió en épocas anteriores con nefastas consecuencias y para ello se olvidan todos los principios. De hecho el clima de sensibilidad posterior a Nietzsche y a Freud se proveyó de una negación sistemática y pública de Dios tan intensa como la de Bertrand Russel o la de Sartre posteriormente que poco ayudaron a la paz y a las buenas relaciones en Europa mientras se fomentaba en aquel momento la difusión del comunismo antes de verle bien la cara, que hoy sin embargo vive en el Gobierno de España cómodo, sorprendente y blanqueado por el Partido Socialista. Cosas veredes…

A la vez sin saber por qué, o sabiéndolo, estaba creciendo el fundamentalismo de manera violenta (Steiner) y no era nada fácil de contener. Los acontecimientos en Occidente, principalmente en Europa, se suelen repetir y es bueno advertirlo. Dos guerras ahí al lado y nosotros abriendo bares.

Los que hemos vivido la tv en blanco y negro y participamos de una u otra forma en la Transición, observamos de cerca en aquella época, espantados, el 'telón de acero'; vamos, aquellos totalitarismos que ya hoy 'no nos la dan con queso' tan fácilmente. Los que nos criamos en aquel tiempo, que todo el mundo cataloga hoy de triste –pero que aquí entre nosotros no era tal cosa–, en el que además llovía más que ahora –eso sí es cierto–, se purificaba el ambiente modificando las cosas como si fuere un electrodoméstico auto-limpiador de los de hoy. Siempre, generación tras generación, los que tienen menos años acaban diagnosticando su época y aplicando las fórmulas adecuadas para resistir. Mientras, al mismo tiempo, el progreso va haciendo su trabajo.

Ahora mismo sin ir más lejos, estamos esperando a que pasen por la oficina de objetos perdidos, perdón, de objetivos perdidos, los jóvenes de esta nueva era, a por algunas cosas que han ido quedando abandonadas.

Por ejemplo: las comidas en familia, la fidelidad, el buen trato a los mayores, el amor a los semejantes, la comprensión, el orden, la disciplina, el esfuerzo, la decencia o el patriotismo con todo nuestro esfuerzo por preservarlo y así con ellos de nuevo en el bolsillo, a pesar de unos cuantos, reconvertirán España en el paraíso unido que era, poniendo en su sitio a aquellos que se empeñan en complicarlo todo.