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No deberían de ser éstos tiempos destinados al conflicto. Estaban programados para el amor, el motor del cosmos según Dante, el 'summa summarum' que une cuerpo y alma.
También serían buenos tiempos para hablar de la juventud y sus nuevos retos o del otoño o ... de la pasión o de la soledad. ¡Tantos temas!. Reconocer el progreso o los avances médicos o la lucha contra las enfermedades con la posibilidad cada día mayor de vencer en algún frente. O de revisar el covid y lo que nos mató, lo que nos enseñó y lo que nos unió.
Pero nada… surge un personaje único y endiablado que se empeña en mostrar el hielo en una de las dos Españas y destruye el proyecto. Era el momento del rocío, de la esperanza y la concordia y lo convierte en escarcha con el frío y más tarde en montes de hielo.
Aparece un presidente egocéntrico, el presidente Sánchez, que ejercita la autarquía ante nuestros ojos y pone cimientos de dictadura. Los mismos que ya observamos antes en los países totalitarios y bolivarianos. Por mucho que escandalice la sola mención de la palabra, ¿qué argumentos existen para negarla? Porque también en la 'Divina Comedia' y Dante podremos encontrar respuestas mirando al último círculo, el del infierno, el de la traición, y entre hielo derretido observar mejor la iniquidad.
No conocemos si la amnistía la pueden encajar en la Constitución manejada por la prevaricación, el embaucamiento y la manipulación, ni nos importa si se menciona la 'lawfare' (guerra judicial) o no, el caso es que se quiere ejercitarla queriendo cargarse la división de poderes y el Estado de derecho.
Ni tampoco sabemos qué artículo específico habría que acomodar para justificar la amnistía, ni tan siquiera si 'amnistía' equivale a 'indulto general' recogido en la Constitución. Nos da igual, porque amnistiar al delincuente siempre es traición y desigualdad, venga de donde venga, y tratar de romper la patria es traición la llamen como la llamen.
Y por todo eso ¡volví! a una manifestación después de tantos años desde aquellas otras de los años mozos que terminaban en la facultad corriendo delante de los grises o tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco. Estamos aquí de nuevo los mayorcitos con los jovencitos para decir bien claro que el camino recorrido hacia la prosperidad no pudo haber sido baldío tras el esfuerzo de haber fabricado una ruta de progreso entre todos que ahora se quiere destruir.
Volví a una manifestación para decirlo y me encontré con todos: con los míos que habían convocado y mal organizado el acto, con los otros, con algunos amigos que votan lo que votan y también con socialistas valientes.
Volví y estábamos todos. Así que esto debe de tener arreglo.
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