Lectores

Lo cierto es que leer es la esencia de la literatura y del periodismo escrito. Leer es el fin último de la escritura y también de estos artículos que tengo la oportunidad de redactar cada semana con más o menos fortuna, en opinión de los muchos o pocos lectores que se animan a descubrir mis ocurrencias, y de los que algunos tengo noticias, la mayor parte amigos, conocidos o implicados en el tema que trato. Unos expresan agradecimiento, otros corrigen, amplían o delatan algún olvido. Desde hace meses echo de menos al más crítico, Carlos Bribián, que me ha acompañado años con el bolígrafo rojo colgado de su oreja para apuntar lo que él consideraba incorrecciones, aunque de vez en cuando también me obsequiaba con alguna alabanza. Ojalá que pueda seguir leyendo allá donde se encuentre.

Otro de mis ilustrados lectores me ha dicho que el campo donde mejor me desenvuelvo es el de la evocación y que me desluzco cuando abordo la crítica política. Y no le faltará razón. Confieso que aliarse con defensores del terrorismo y del independentismo para mantenerse en el poder tiene muchas derivaciones que me provocan, y uno no es de piedra. Pero tomo en cuenta el consejo, aunque me resistiré un poco en consideración a los lectores de partido que recorren la edición digital para añadir comentarios de rechazo a cualquier opinión contraria a los postulados políticos de sus organizaciones. Aunque lectores artificiales, también ellos se merecen agradecimiento y respeto, porque leer siempre dignifica. A todos, gracias.