Secciones
Servicios
Destacamos
Parto de la base de que lo que es malo, tanto para Cataluña como para Madrid, es malo para España... lo que no quiere decir que 'todo' lo que es bueno para una u otra sea bueno para España. Rara vez la realidad suele manifestarse ... en blanco y negro aunque así es como solemos verla (es cosa de la condición humana), más bien presenta todos los colores del arcoiris con diferente énfasis en uno u otro color. Madrid y Cataluña son los dos motores más potentes de España, la suma de sus economías representa cerca del 40% del PIB nacional, repartido a partes iguales; pero no sólo marcan la Pauta económica sino las tendencias socioculturales, las modas, los comportamientos. Como señala Spengler «las gentes, los estados, la religión, las artes, las ciencias, se apoyan en un fenómeno humano primigenio: la ciudad».
En todos los países, las grandes capitales succionan los recursos disponibles por razones de economía de escala y, dada su densidad de población y la calidad de su educación, dan forma al lenguaje con que nos comunicamos amén de determinar la historia que compartimos. Ambos son componentes fundamentales de nuestra cultura. Esta colonización no es necesariamente buena para el resto de las comunidades, es preciso encontrar un equilibrio donde el desarrollo proporcional de todas ellas tenga prioridad sobre la eficiencia. Priorizar la eficiencia hace aumentar la desigualdad entre las distintas regiones. Por añadidura, se deberían preservar las peculiaridades regionales que enriquecen la cultura, lejos de uniformizarla según el patrón dominante impuesto por la metrópolis de turno.
Aclarado lo que personalmente considero bueno para el bien de todos, permítaseme insistir en que lo objetivamente malo para las dos metrópolis es igualmente malo para el resto del país. Empezando por el aspecto económico, es fácil de entender que si el 40% de nuestra economía estuviera en dificultades, el 60% restante se iba a ver necesariamente afectado; aunque sólo sea porque ese 40% representa también al principal cliente del citado 60%. Incluso si a Madrid le va bien y a Cataluña mal, como parece ser el caso, el efecto solo se vería reducido a la mitad, lo que seguiría siendo muy significativo. No es fácil reemplazar a uno de los dos grandes motores de la noche a la mañana, tanto por lo que produce como, todavía más, por lo que consume.
No obstante es comprensible que mientras a Madrid se le perdona casi todo (menos lo de la España vaciada), el resentimiento que ha producido entre los españoles la voluntad separatista de los sucesivos gobiernos catalanes ha llevado a resentir cualquier otra cosa que las instituciones españolas les den o les concedan a los instituciones catalanas. Se ha pasado del «Espanya ens roba» a «Cataluña nos roba». Es comprensible, pero no es conveniente.
Suele decirse de tal o cual persona que se deja llevar por los sentimientos, pero no somos conscientes de hasta qué punto uno mismo incurre en ese prejuicio. Lo que habitualmente pensamos está fatalmente condicionado por lo que sentimos, las simpatías y antipatías juegan un papel decisivo en nuestros juicios y estos determinan nuestros actos. Lo cual es particularmente evidente en la política actual, donde cada vez son más los dirigentes políticos que juegan con las filias y las fobias de sus representados. Dichos políticos suelen hacerlo con cinismo interesado y, lo que es peor, suman a ello sus propios sentimientos inconscientes.
Si el lector está de acuerdo con lo dicho hasta aquí, estará también de acuerdo en que es fundamental cambiar el chip de los españoles respecto a los catalanes y viceversa, pues de lo contrario seguiríamos caminando como sonámbulos hacia el abismo. No salgo de mi asombro al comprobar que en la política española hay en este momento no menos de seis conflictos críticos:
-Conflicto territorial, particularmente con Cataluña pero no exclusivamente.
-Conflicto derecha/izquierda, PP/PSOE en particular pero tampoco de forma exclusiva.
-Conflicto en la derecha entre PP y Vox.
-Conflicto entre el PSOE de Sánchez y el PSOE tradicional.
-Conflicto entre los independentistas de ERC, ex-Convergentes y la CUP.
-Conflicto entre los ex-convergentes, JuntsxCat y PDeCAT.
No es que se necesite una mesa de diálogo entre el gobierno de España y el govern de Catalunya. es que en la política española de este momento se necesitan seis como mínimo para poder dar cuenta de tales conflictos simultáneamente.
Pues bien, ¿cómo es posible que todos estén tirándose los trastos a la cabeza, echando más leña al fuego, en lugar de sentarse a negociar?. Definitivamente los políticos españoles nunca pierden la oportunidad de desaprovechar una oportunidad. Confirman aquello de «sostenella y no enmendalla»: «Esta expresión es honrada./Procure siempre acertalla/el honrado y principal;/pero si la acierta mal,/defendella y no enmendalla. 'Las mocedades del Cid' de Guillem de Castro, principios del s. XVII.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La víctima del crimen de Viana recibió una veintena de puñaladas
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.