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Valorar la calidad de la limpieza de una vivienda, un edificio público, un parque y no digamos ya, una ciudad, no es tarea sencilla. En Santander ese debate produjo un hecho sin precedentes: la rescisión unilateral de un contrato millonario con una empresa cántabra, a ... la que se había adjudicado la tarea de adecentar la capital y recoger las toneladas de basura que se generan a diario.
Las consecuencias de aquella decisión, tomada hace más de un año, se están percibiendo ahora, cuando los santanderinos están llamados a las urnas para decidir qué fuerza política será la que rija los destinos de la urbe en los próximos cuatro años. Ese equipo, que puede ser el mismo que el actual u otro de diferente color, hereda la tarea de gestionar y afrontar el problema de una decisión tan drástica, como romper un contrato en vigor, un contrato millonario, que supone una de las partidas más importantes del presupuesto municipal.
El origen del problema, el argumento sobre el que se sustentó la ruptura del contrato –que fue avalado por la gran mayoría de concejales– reside en el inasumible estado de suciedad de Santander y el incumplimiento de determinadas cláusulas del documento suscrito entre el municipio y la empresa adjudicataria. La pregunta es sencilla: ¿Cómo se valora la calidad de un servicio de limpieza? ¿Quién decide si es, o no, el adecuado? ¿Se encargó una auditoría para valorar el estado de las calles santanderinas? ¿En qué datos objetivos se puede basar que el nivel de limpieza sea suficiente, notable o sobresaliente?
Tras más de un año del trabajo de la nueva contrata para adecentar las calles, vemos como el candidato a la alcaldía de la capital de Cantabria, Felipe Piña, afirma que la ciudad está sucia, lo que supone asumir que el cambio del contrato no ha sido eficaz, que Santander sigue igual de limpia, o sucia, que antes de iniciar un proceso judicial complicado y de resultado incierto.
La parte que se manifiesta de la opinión pública, siempre una minoría, expresa con claridad su criterio: insiste en que Santander sigue con un nivel de limpieza igual que antes de cambiar la gestión del aseo urbano. Y lo hace mediante cartas al director publicadas en El Diario Montañés.
La empresa, que se vio privada de un contrato obtenido por un procedimiento legal, ha iniciado una reclamación en los tribunales que, por su complejidad, tardará mucho tiempo en resolverse y que genera incertidumbre sobre futuros presupuestos municipales.
En este inicio de campaña electoral será muy interesante saber qué planes tienen los diferentes candidatos sobre el futuro del contrato de limpieza de Santander; qué cantidad de dinero destinarán a esa tarea, de qué forma piensan resolver el conflicto generado por la ruptura unilateral de un contrato en vigor y qué mecanismo articularán para evaluar la calidad del servicio. Como primer indicio, el municipio ha puesto sobre la mesa un nuevo contrato, con bastante mayor coste, que presenta dificultades para su adjudicación.
No debemos olvidar que los contenedores soterrados, un importante avance, están inoperativos desde hace tiempo y que no parece que la limpieza de la ciudad haya mejorado mucho con el cambio. Una opción que parece descartada, pero que es posible, es recuperar el diálogo y negociar con la anterior concesionaria, llegar a un acuerdo para solventar este conflicto y que los santanderinos no se puedan ver perjudicados, en el futuro, por una sentencia judicial.
En los dos meses que restan hasta los comicios del próximo día 28 de mayo, los santanderinos debemos pedir, tanto al actual equipo de gobierno, como al resto de partidos, que definan con nitidez cuáles serán los pasos a dar en el futuro. Qué opciones presentan las diferentes siglas y, sobre todo, que valúen cuánto ha mejorado la limpieza con el servicio de la nueva empresa.
A la espera de los programas electorales, resultaría positivo que quienes concurren en las elecciones adelanten lo que piensan sobre cuestiones tan concretas como preteridas en varias legislaturas: El convenio, en eterna negociación, entre el Ministerio de Defensa y el Ayuntamiento de Santander para utilizar los terrenos de la finca de la Remonta. ¿Se construirán viviendas para dotar a la ciudad de pisos con alquileres asequibles? ¿Se destinará a parque?
En esa línea esperan otras iniciativas: La demolición, que compete el gobierno de España, del malecón de la Magdalena, el destino de la Residencia Cantabria, la senda costera de las localidades de Cueto, Monte y San Román, etcétera.
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