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La información y la opinión, elementos primigenios de la comunicación y conceptos esenciales para asentar la democracia, atraviesan momentos turbulentos. La clase política, con el apoyo de intelectuales, docentes, filósofos y un largo etcétera, han asumido, hasta la hipérbole, que los periódicos –en versión vegetal, ... digital o televisiva– pueden ser un instrumento para adoctrinar y tergiversar la realidad. Las nuevas tecnologías, con la inteligencia artificial en puertas, se han convertido en valiosos instrumentos para deformar e incluso falsificar los hechos.
El pasado domingo, El Diario Montañés publicó un extenso informe sobre el presente de la comunicación, sus luces y sus sombras. Un trabajo de imprescindible lectura. De las opiniones de diferentes expertos se puede extraer, entre otras, una conclusión: los ciudadanos deben ser proactivos, leer con ojo crítico y buscar los hechos desnudos, para más tarde formar opinión. Bien podría aplicarse una frase de la frase de Kennedy con esta formulación: «No preguntes que pueden hacer los medios de comunicación por ti, sino que puedes hacer tú por los medios de comunicación».
Una manera de superar sesgos doctrinales es salir de la zona de confort ideológico. El concepto 'zona de confort' es una nueva formulación de la tendencia innata a defender, de manera casi instintiva, nuestra propia visión del mundo. Para mantener la independencia personal es necesario analizar los hechos con asepsia, sin prejuicios y no dejarse llevar por apriorismos.
Uno de los sociólogos y periodistas más influyentes del siglo XX fue Joseph T. Klapper, que señaló uno de los problemas que distorsionan el pensamiento. Klapper concluyó que las personas buscan en los medios de comunicación, no la verdad, sino aquello que refuerza su tesis ya elaborada. Las personas terminan leyendo los medios que refuerzan sus propias opiniones y rechazan las que contradicen sus planteamientos.
Los españoles debemos abandonar esta práctica. Salir del cobijo de informarnos solamente por las redes sociales. Es especialmente importante quebrar la cadena que nos ata a los algoritmos y nos trata de manipular con informaciones falsas o sesgadas. Mensajes en los que no hay profesionalidad en la información y, por tanto, el rigor y la verdad brillan por su ausencia. También porque los algoritmos nos conducen a un bucle que redunda en suministrarnos información en la misma dirección de nuestra ideología.
Los periódicos profesionales garantizan la veracidad de la información, el rigor y la calidad de quienes opinan de manera habitual en ellos. Un diario, en papel o digital, otorga garantía y, naturalmente, tiene un coste elevado para asumir los gastos de producción y pagar a los profesionales que lo elaboran. Los españoles, en ocasiones, se quejan de la calidad de algunos periódicos, pero pocas veces señalan la necesidad de que para lograr medios mejores es preciso abonar su coste.
Leer periódicos es imprescindible para estar informados. No es, ni de lejos, suficiente con las breves píldoras de los telediarios o las opiniones que se vierten, sin tasa ni rigor, en las redes sociales. De la libre circulación de noticias nace la opinión. Para conocer los hechos se necesita la profesionalidad del informador y la estricta separación de los hechos y las opiniones.
Una cuestión esencial reside en aceptar que disfrutar de una información independiente, de calidad, tiene un coste y que los ciudadanos deben pagar por ella. Salvo muy pocas excepciones, las noticias gratuitas nacen de grupos de presión, de intereses legítimos… Pero que distorsionan la realidad. La orientación de las noticias es un proceso sencillo, aún respetando líneas básicas de la ética profesional. Los periodistas veteranos saben que, en muchos casos, lo importante no es el contenido de una información, sino sus titulares. De ahí la frase repetida en las redacciones «tu escribe lo que quieras, luego el título lo redactaré yo».
Es preciso leer las noticias con espíritu crítico, no asumir directamente los titulares y hacer un análisis, aunque sea somero, para detectar lo que falta o en qué aspectos se pone el acento. Es esencial acercarse a los medios informativos con atención y espíritu crítico. Una referencia clara y directa es atender a los medios profesionales, a los periódicos con una larga vida y abrirse a un análisis sin prejuicios de los contenidos informativos.
En una situación de tanta tensión y enfrentamiento político, como el actual, es imprescindible no precipitar conclusiones, acudir a medios de contrastado prestigio y, sobre todo, aislar los hechos de las opiniones. Cada persona puede tener una opinión diferente ante un mismo hecho y por ello la separación entre las noticias y las columnas de opinión es fundamental.
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