Marcando el territorio
Mi rincon de incertidumbres ·
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Mi rincon de incertidumbres ·
Tenía yo un mastín de mirada severa y noble trato que, consciente de su fortaleza, ignoraba a los perros pequeños cuando ladraban a su paso. Nunca hacía un mal gesto ni lanzaba gruñidos. Seguro de sí mismo, seguía su camino sin inmutarse. Solo un hecho ... turbaba su carácter pacífico, y era cuando otro perro osaba marcar el territorio que él consideraba suyo. Entonces toda su bondad beatífica desaparecía como por ensalmo, afilaba el morro y mostraba los dientes, amenazante. Si nadie lo impedía, se lanzaba contra el que consideraba enemigo con furia desbocada. Era temible.
Traigo esto a colación porque tengo el pálpito de que en el nuevo Gobierno regional puede producirse un choque de egos que lleve a los protagonistas a disputarse el territorio a dentelladas. El tono amable que mantenía Revilla con Rosa Eva Díaz Tezanos parece haberse roto desde el principio con la crisis de gobierno que propició Pablo Zuloaga. Y los responsables actuales de ambos partidos no están haciendo grandes esfuerzos por disimularlo. Lo acaban de escenificar los socialistas haciendo esperar a los regionalistas cuarenta minutos antes de la firma del pacto de gobierno –el que espera, desespera, y cuarenta minutos dan para muchos comentarios, no precisamente amables–. Luego, los regionalistas hicieron aguardar diez minutos a los socialistas.
Ambos marcaban el territorio desde el comienzo. Puestas así las cartas, sólo cabe confiar en que el Gobierno central cumpla los compromisos firmados para con Cantabria, que Sánchez se muestre ecuánime en el trato con Revilla y Zuloaga para evitar celos y que los vientos de la legislatura sean propicios, porque en caso contrario la tormenta regional puede ser de dimensiones considerables. El partido socialista de Cantabria no quiere jugar el papel que jugaba. Y aunque en cuanto a los resultados autonómicos se sigue pareciendo mucho al anterior, se ha venido arriba y parece dispuesto a disputar cada palmo del terreno. Por eso Zuloaga puede resultar un socio incómodo. En esa contienda no quiero decir quién hará de mastín y quién de perro pequeño. Pero sé que Revilla, por necesidades de su riñón, suele mear. Y mucho.
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