El impulso del tobogán

Ahora encaja todo. No entiendo cómo todavía no habían dado con la tecla. Parece que este Gobierno necesitaba un «impulso» para que el cambio que prometió hace diez meses no fuera tan lento. Han tardado casi un año, pero ya han encontrado la solución: el ... tobogán. Cómo no habrán caído antes. Nada de poner remedio a la excesiva burocracia o la falta de sintonía con el Gobierno central o la ausencia de Presupuestos Generales del Estado. Nada de eso. Era simplemente una cuestión de velocidad, de meter «más ritmo» para hacer realidad su programa electoral. Así que ya les estoy viendo agilizando los trámites para construir el tobogán alpino cuanto antes, que se les va la legislatura. Ahí tienen la solución. Lo demás vendrá rodado. Ya estoy viendo a la presidenta y a su equipo tirándose a tumba abierta para demostrar a todas esas voces críticas que pueden ser rápidos, muy rápidos. Y es que la clave para coger el impulso deseado está en el tobogán, aunque no todos los consejeros toleren de igual forma el vértigo que puede provocar la experiencia. Tendrán que convencer a la titular de Turismo, que parece no tenerlo tan claro, para que se suba sin miedo. Y qué mejor compañía que la del director general de Cantur, preparado ya, para que le informe de las características del artilugio turístico y, de paso, de todo lo que pretenden hacer con él y en dónde. Todo ello antes de que la consejera se entere por los papeles, de nuevo, y se lleve otro disgusto. ¿Será finalmente en Cabárceno como quiere el Ejecutivo? ¿En Alto Campoo como quiere parte de la oposición? Ahora encaja todo. Es cuestión de imprimir velocidad. La llave está en el tobogán alpino, mucho más rápido que el AVE a Cantabria, que el tren a Bilbao, que el nudo de Torrelavega, que el tercer carril, que la terminal logística de La Pasiega...Por cierto, un hueco en el tobogán para el ministro más tuitero del Gobierno. Habrá que hacerle la pelota para que no nos apunte en su lista negra.