No tiene arreglo

No sé cuándo fue la última vez que cambiaron de móvil. En mi caso ha sido esta semana: el viejo tenía la pantalla cascada, el altavoz solo funcionaba con auriculares y a veces no daba señal de llamada. Un tesoro, como verán, pero un tesoro ... que he tardado casi un año en sustituir. ¿Por qué? Porque con apaños funcionaba y porque cuando fui a preguntar cuánto me costaba arreglarlo me dijeron que saldría más barato comprarme uno de gama superior, algo que me genera una pesadumbre monumental, por no decir que me encabrona. Sé que hay cosas que no tienen arreglo, y es bueno asumir que todo es provisional, hasta la pantalla luminosa del móvil nuevo en la que leo que los editores ingleses quieren 'arreglar' los libros de Roald Dahl para hacerlos menos ofensivos para los niños; el mismo móvil nuevo en el que leo la noticia de que un alto funcionario de la Consejería de Obras Públicas ha sido detenido por supuesta corrupción en los contratos públicos; el mismo móvil nuevo que dentro de unos años será viejo y habrá dejado de brillar y el contexto lo volverá inútil como un reproche lanzado desde el volante del coche con las ventanas cerradas.