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Urbanizar un descampado tiene que ver con imaginar qué irá entre esos carriles que las excavadoras dibujan en la tierra. Entre aceras nuevas y tendidos eléctricos, las máquinas están creando esquinas por las que algún día correrá el nordeste. Lo que están haciendo en el ... Sector 1 del Alisal me recuerda a los dibujos con tiza en el suelo de las rayuelas, los trazados para las chapas o para echar carreras de coches; me recuerda a las líneas que, pintadas en el suelo, creaban la noción de una propiedad inmobiliaria y, dentro de ese perímetro, había habitaciones, la cama, la cocina. Si eras capaz de imaginarlo, esas líneas en el suelo creaban hogares, circuitos de Fórmula 1, etapas del Tour, me pregunto qué imaginarán los 7.000 aspirantes a una de las 282 viviendas protegidas cuando ven esas líneas trazadas en el terreno del Alisal, las cuadrículas gigantes donde se alzarán los edificios donde habrán de vivir. Porque en medio de la ensoñación, lo único real ahora mismo son unos columpios que parecen una pica en Flandes.
La urbanización del terreno para preparar las obras empezó en febrero y la previsión del Ayuntamiento es entregar las viviendas en la primavera de 2027, me pregunto si para ese entonces habrán sobrevivido los columpios. Están precintados, como una promesa de lo que está por venir. Son columpios solitarios, prematuramente instalados en un suelo a medio urbanizar, quizá por eso parecen más coloridos, con toda esa tierra removida y marrón a su alrededor. Si se cumplen los plazos, el niño que nazca hoy tendrá tres años cuando se inaugure ese gran barrio, me pregunto qué amistades se fraguarán en esos columpios que comparten escenario con los camiones volquete, qué brechas se abrirán en las frentes y rodillas de los que hoy gatean o que no han nacido, cuántas meriendas se darán a los pies de esos toboganes. Como decía Cortázar en Rayuela, «de todos nuestros sentimientos el único que no es verdaderamente nuestro es la esperanza. La esperanza le pertenece a la vida, es la vida misma defendiéndose». Acaso no es lo que defienden esos columpios.
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