Mazazo portuario
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La pérdida ante su principal competidor cantábrico de la prometedora línea de ferris con Irlanda obliga al Puerto de Santander a reaccionarBilbao se ha llevado la prometedora línea que Brittany Ferries venía desarrollando entre Santander e Irlanda y que, aunque apenas estaba iniciando su novedosa andadura en el puerto cántabro, ya presentaba al cierre de 2019 notables incrementos de tráficos en todas las categorías. La pérdida ... de esta conexión se agrega al descenso de cifras en las líneas con los puertos meridionales ingleses de Portsmouth y Plymouth a consecuencia del 'Brexit' y, por tanto, Cantabria se queda sin su esperanza irlandesa para contrarrestar estas dificultades. La noticia es un mazazo y arroja dudas sobre el puerto santanderino, derrotado por un competidor directo. No cabe alegar el problema de los polizones: el actual equipo portuario lleva ya más de cuatro años de mandato, tiempo que parece no escaso para atajar la cuestión, o al menos convencer al Gobierno de Cantabria y al de España sobre la necesidad de planes de seguridad mucho más estrictos. Ahora, si la gestión del 'Brexit' entre el gobierno de Boris Johnson y el equipo negociador de Bruselas no se culmina adecuadamente, Santander podría recibir un golpe permanente en su tráfico con las islas británicas.
La alegría anterior por el despegue de la conexión Santander-Cork se trueca, pues, en la decepción actual ante las notorias dificultades del Puerto para encarar su porvenir con agilidad, sea en consolidación de nuevos tráficos, atracción de inversiones privadas o aplicación de inversiones propias, a menudo empantanadas en laberintos administrativos. El Puerto es clave para la economía cántabra y todas las autoridades deben otorgar prioridad a este hecho contrastado. Que una naviera de este arraigo en Santander emigre a solo cien kilómetros al este no debería asumirse con indiferencia. Es preciso reaccionar, abandonando actitudes complacientes o resignadas, y afrontando no solo estratégicos proyectos futuros como La Pasiega, cuyo PSIR sigue inconcluso y cuya financiación no está clara, sino también problemas candentes del presente, como la calidad y competitividad del servicio.
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