Mirando al norte, ¿o al sur?

En Madrid hay placas con el nombre de la calle en toda esquina viviente. Incluso es divertido porque en estos últimos años de cambios de gobierno les daba por variarlas y cuando volvía a cambiar la alcaldía, los volvían a variar. Divertidísimo sobre todo para todos los bares y comerciantes, que los pobres no sé cuántas veces han tenido que cambiar sus tarjetas y sus webs de dirección. En fin, cosas de los políticos que son así de cachondos.

Aquí en Santander además de las calles, se me está resistiendo como decía la orientación. De entrada miro al mar desde el Paseo Pereda y me dicen que más allá del mismo está Madrid. Y entonces pregunto: «¿Pero siguiendo el mar no llegas a Inglaterra?» Y entonces me responden. «No hijo, no, que eso está al norte y donde estás mirando es al sur». Y vuelvo a preguntar: «¿Pero lo que está detrás del mar no es el norte?» Y me vuelven a responder: «No hijo no, eso es el sur, y donde estás mirando es al norte». Y así todo el rato. Encima peor si me voy al Faro de Mataleñas o a La Magdalena, porque ahí el norte y el sur, me lo vuelven a cambiar de sitio.

¿Y el trazado de la ciudad? El trazado de la ciudad es de nota. De nota si lo hubiera diseñado un niño de tres años, porque no me puedo creer todo el barullo que hay detrás de las tres o cuatro primeras calles de la bahía. ¿En qué momento decidieron meter tantos cambios de sentido, tantos caminos que se bifurcan y se trifurcan, tantos anchos y estrechos de calle... y por supuesto tanta cuesta de esas de las que no se las sube ni Induráin? En mi caso, si me salgo de esa referencia de la bahía, no sé ni dónde acabo. A veces buscando una ferretería o yendo a Valdecilla he aparecido en el Alto de Miranda. Otras en la Universidad. Otras saliendo de la ciudad camino a Torrelavega... y otras a saber dónde porque aparecía en calles de esas de las que comentaba antes que no tenían ni el nombre puesto. Pero hay que ser optimista y no perder, nunca mejor dicho, el norte. Realmente sólo llevo un año viviendo aquí y seguro que poco a poco me acabaré orientando mejor. Mientras, ¡ya me he hecho con una brújula!