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Las moscas

MI RINCÓN DE INCERTIDUMBRES ·

Miércoles, 8 de diciembre 2021, 07:36

Don Julio, mi maestro en la edad temprana, solía decirnos que nos distraíamos hasta con las moscas. Sabemos que en la escuela de Antonio Machado también las había, y que las perseguían por amor de lo que vuela. Muchos años después, esas moscas vulgares le ... hicieron evocar todas las cosas en un sencillo poema. Porque evocadoras son, y pasatiempo inestimable en los momentos de tedio que se dan en algunos despachos, como relata Augusto Monterroso en un celebrado cuento sobre un funcionario, «cansadón» de no hacer nada, que perseguía las acrobacias del insecto, y que el gran fabulador dedica con ironía a la memoria de los hermanos Wright. Serapio, que como don Julio el maestro era tío político mío, llamaba «canonjías» a esos puestos de trabajo en los que tanto abundan los tiempos muertos. Él me descubrió, en la edad madura, el vocablo, que la Real Academia define en su segunda acepción como «empleo de poco trabajo y bastante provecho». Es decir, con elevada nómina a fin de mes.

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