![Neoperonismo y su nueva Evita](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/202202/28/media/cortadas/71681284--1248x1254.jpg)
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Caben pocas dudas sobre cuál ha sido la potencia mundial que ha dominado en Occidente durante los últimos cien años: el imperio americano; pero a escala de estados-nación ¿cuál ha sido el régimen más resistente entre el resto de países occidentales? Algunos se precipitarán ... a responder que el régimen cubano; pero a pocos, con la excepción quizá de los argentinos, les vendrá a la memoria el peronismo. Sin embargo, Perón fundó el Justicialismo en 1943 y el peronismo sigue vigente.
Posiblemente Trump no sepa quién fue Perón, pero ha seguido su senda paso a paso. Su movimiento de captura del partido Republicano y de la presidencia de Estados Unidos bien pudiera llamarse Justicialismo. Como entonces el peronismo, Trump no cejará hasta reconquistar de nuevo la presidencia y establecer un nuevo régimen que tendrá de democracia lo que el peronismo. El peronismo ha servido de modelo a los actuales teóricos del populismo, con Ernesto Laclau a la cabeza. Los movimientos marxistas siempre fueron populistas; pero hoy es la extrema derecha la que, en todas partes, lo está llevando a la práctica ¡sin complejos!
A este tipo de democracia el presidente de Hungría, Viktor Orban, lo ha bautizado de iliberal para dejar claro su rechazo a la democracia liberal. Es probable que Orban sí sepa quién fue Perón y, aunque Orban y Trump se confiesan mutua admiración, fue él quien reinventó lo que yo no dudo en calificar de Neoperonismo. Por otra parte, Orban observa con gran atención la estrategia de Putin y no le tiembla el pulso al utilizarla contra la Unión Europea. Aunque el comunismo no le gusta ni un pelo, Orban se siente atraído por la democracia popular que el comunismo tradicional sigue utilizando como señuelo. Véanse Rusia y China.
Para no equivocarse, Santiago-y-cierra-España Abascal ha acudido reiteradamente a rendir pleitesía al trumpismo, a la vez que convoca en Madrid una asamblea de la extrema derecha europea donde Orban ha sido el principal orador. Es evidente que Abascal y sus adláteres llevan un cierto tiempo edulcorando la imagen de Vox para hacerla más apetecible a los dirigentes del partido que está utilizando como trampolín para propulsarse a la conquista del poder. Sin por ello abandonar el discurso bronco que tanto gusta a quienes votaban al PP porque no había otra cosa a su derecha.
Es siempre peligroso asumir que los que votan a un determinado partido tienen la misma ideología y los mismos objetivos que los dirigentes de dicho partido, especialmente en el caso de los populistas que, por definición, practican la estrategia del 'conjunto vacío': situar en el epicentro de su movimiento un cajón vacío en el que caben las aspiraciones de todos los desencantados, descontentos, descolgados... que no importa por qué motivo se sienten estafados. Parafraseando un término popularizado por el ciclismo, serían un partido-escoba que recoge todos estos votos para hacer de su capa un sayo. Vicio generalizado, pero explotado sin contemplaciones por el extremismo.
No se puede evocar el peronismo sin hablar de Evita, la musa del peronismo encargada de enamorar -en el sentido de cortejar hasta seducir- a las masas dejadas de la mano de los dioses políticos. No sé hasta qué punto Isabel Díaz Ayuso está versada en el tema; pero lo que parece seguro es que vio en su momento la película de Madonna y quedó prendada del personaje. Ayuso se mueve por el universo de la política española como la nueva Evita; con un matiz muy importante, ella es presidenta de Madrid y es obvio que aspira a serlo de España. Al socio Abascal le dejaría ser el neo Perón, siempre que acepte fungir de vicepresidente. Los puestos, que no los papeles de Perón y Evita, se habrían intercambiado.
Isabel-Evita está convencida de que podrá controlar a Vox desde la presidencia. Pero Abascal sabe que Iglesias fracasó con el sorpasso primero y la vicepresidencia después, y va a actuar en consecuencia. De hecho, su proyecto se opone literalmente al de Podemos... y se asienta en bases más sólidas. Podemos se proponía 'romper' España en una serie de estados confederados, una singladura por aguas inexploradas que ha disparado todas las alarmas entre la mayoría de la población. Vox propone descartar el sistema autonómico y regresar, no al franquismo de la primera hora sino a la versión desideologizada que en sus últimos veinte años desarrolló España al punto de no reconocerla ni su madre. Tratan de navegar por el terreno trillado del «mas vale lo viejo conocido» y los votantes defraudados, desengañados, etcétera con esta democracia les van a escuchar con atención.
Cierto, el proyecto de Abascal y el de Orban giran en la misma órbita. A quien ha optado por el liberalismo -Ayuso presume de ello- se le debieran encender tantas alarmas como ha encendido el de Iglesias ¿Conseguirá contener a Vox?
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