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«Yo ya estoy en modo avión para la campaña», comentaba Miguel Ángel Revilla este pasado martes, en una pausa del primer debate del nuevo curso en el Parlamento, cinco horas antes del anuncio-mitin en el que Pedro Sánchez confirmó la repetición de elecciones generales ... el 10 de noviembre. Autorizado por los médicos para una nueva batalla por el voto, Revilla ya tenía encargados los miles de platos voladores y corazones rojiblancos que firmará y regalará durante la campaña, junto a José María Mazón y los demás candidatos regionalistas. El presidente del CIS, el cántabro José Félix Tezanos, le ha dicho que el PRC tiene a su alcance redondear el éxito del 28-A con un segundo diputado en el Congreso, en competencia con PSOE y PP, y con Ciudadanos fuera del reparto de los cinco escaños en liza. La cúpula del partido está convencida de que su mensaje de dar su voto en el Congreso a Sánchez o al que venga, a cambio de que el Estado vaya pagando la deuda histórica con Cantabria, tiene cada vez más respaldo del conjunto de los ciudadanos, no solo de los afines.
Bueno, el optimismo es obligatorio en los trances electorales, pero los dirigentes regionalistas no las tienen todas consigo. Lograr el primer escaño de su historia en las Cortes, que alfombró su victoria en las autonómicas un mes después, requirió un alarde de movilización que ahora será difícil reeditar. Para entusiasmo, el de Revilla, que parece rejuvenecer en cada cita con las urnas. «Sí, la verdad es que las elecciones me sientan bien», admite el líder regionalista antes de volver al hemiciclo parlamentario para ejecutar su primer acto de campaña: votar junto al PP y contra sus aliados socialistas en el Gobierno para exigir a Pedro Sánchez que desbloquee los fondos que el Estado retiene a Cantabria.
También Pablo Zuloaga ha recibido buenas noticias de Tezanos –se conoce que el jefe del CIS tiene buenas palabras para casi todos sus interlocutores–, que el PSOE cántabro tiene bien encaminado su objetivo de reeditar el triunfo en las generales de abril. Ese es el pronóstico generalizado, pero los socialistas no pueden evitar el vértigo ante las urnas. La duda de si podrán convencer a los hastiados electores de que todos tienen la culpa de la repetición electoral menos Pedro Sánchez. Que al manoseado discurso sobre el peligro de la triple derecha le quede recorrido y que el nuevo mensaje de centralidad y moderación resulte fiable; en fin, que la movilización funcione cuando no pocos socialistas lamentan la oportunidad perdida de un acuerdo con Unidas Podemos.
A esa tarea se incorpora en cabeza de la lista al Congreso Pedro Casares, que cierra su etapa municipal en Santander para irse a Madrid más cerca de su mentor, Pedro Sánchez. Era lo previsible cuando no logró la Alcaldía, lo que le aconsejaban los amigos y algunos que no lo son tanto. Un reciclaje de lujo para Casares y un desalojo poco airoso de Luis Santos Clemente, número uno el 28-A.
Para el PP de María José Sáenz de Buruaga, los nuevos comicios suponen la oportunidad de remontar el vuelo tras los descalabros históricos en las generales de abril y en las autonómicas de mayo. En la dirección del PP cántabro no abundan los fanáticos del equipo dirigente de Génova ni de sus decisiones electorales, pero reconocen que Casado ha consolidado su liderazgo con los pactos de gobierno alcanzados en territorios importantes y con su actitud estable y coherente en la oposición al Gobierno Sánchez. Si el partido crece en toda España, en Cantabria no pueden conformarse con menos que sumar un segundo diputado y recuperar la primacía en el Senado que perdió en abril.
Los malos augurios acechan a Ciudadanos, aunque Félix Álvarez y los suyos hacen como que eso no les impresiona y repiten el argumento de que el partido ha crecido en cada compromiso electoral bajo el liderazgo de Albert Rivera, así que Rubén Gómez renovará con solvencia su escaño en el Congreso. Al partido naranja le sobran los enemigos en su espacio de centro: el PP, el PRC y ahora con más contundencia el PSOE.
En Vox admiten la dificultad de lograr un escaño en las Cortes, después de que las grandes expectativas del 28-A se vieran defraudadas. Emilio del Valle será de nuevo el número uno al Congreso con algún cambio en la estrategia de Madrid en los últimos comicios: al discurso exclusivamente nacional incorporará contenidos propios de Cantabria y los candidatos participarán en los debates electorales.
El CIS concede a Podemos uno de los cinco escaños de Cantabria en la Cámara baja. Bueno, esta primavera también le trató bien en los sondeos y luego resultó un desastre en las generales y en las autonómicas. Luis del Piñal, candidato en abril y quizá también en noviembre, quiere pensar que el PSOE, a pesar de su posición privilegiada y sus poderosos apoyos mediáticos, perderá frente a Unidas Podemos lo que se ha dado en llamar la pugna por el relato de la responsabilidad por el fracaso del acuerdo para un Gobierno de izquierdas.
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