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Me decía hace unos días un director deportivo importante que Íñigo iba a jugar una década en Segunda División. El tío va sobrado para la categoría y en junio habrá cola en El Sardinero para hacerse con sus servicios. Él solito se comió esta semana ... al Dépor y hace meses que se había devorado a todos los futbolistas que le han traído en su puesto. Pablo es la calidad y la magia. A Ínigo no le hacen falta esas virtudes porque va sobrado de otras igual de importantes para triunfar. Fuerza, intensidad, un físico prodigioso. Y sobre todo una personalidad arrolladora que ya le ha convertido en el capitán indiscutible del equipo con sólo 23 años.

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eldiariomontanes Pablo, Íñigo y nueve más