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Las personas ilustres se forjan de dos maneras: quienes brillan mucho en vida, hasta tocar el cielo y que, con el paso del tiempo, la herrumbre aparece sobre su figura. Otros, destacan lo justo en vida y, tras su muerte, se engrandece su figura hasta ... sobrepasar los más optimistas pronósticos. Francisco Pérez González (Buenos Aires, Argentina 1926- Madrid España 2010) pertenece a esta última categoría. En cada aniversario brillan más los logros de un hombre que fue todo curiosidad, emprendimiento, bonhomía... y un gigante de las ideas y los libros.
El pasado día 10 de septiembre se rindió homenaje a su figura en un lugar perfectamente adecuado para la ocasión: la Torre de don Borja, uno de los edificios medievales emblemáticos de Santillana que fue adquirido y restaurado por Pancho junto a su socio y amigo, Jesús Polanco. La evocación de Pancho trazada por su hija Oliva Pérez Arauna y por José María Lassalle, organizada por la Asociación Plaza Porticada, vino a confirmar esa tesis de la categoría intelectual y dinamizadora de una persona que se hizo a sí misma y que ha dejado un rico legado en Cantabria y en España.
La creación de la editorial Taurus, obra de Pancho Pérez González, es un hito en la recuperación del pensamiento en la España del franquismo. Taurus nace en 1954 dirigida por Pancho, con la estrecha colaboración de Rafael Gutiérrez Girardot y Miguel Sánchez. Mucho más tarde se incorpora a la dirección Jesús Aguirre. Taurus representa un paso de gigante en la difusión de ideas y del pensamiento europeo en España, un país sumido en la pobreza de ideas durante la etapa más oscura del franquismo. Más tarde la editorial Santillana, con todos los sellos que representa, fue imprescindible para acercarse a Europa ya los escritores españoles.
Lassalle trazó un retrato preciso de Pancho: su inteligencia unida a la generosidad y su avidez por el conocimiento fueron su blasón. Manejó con maestría la conversación. De las pausas y los silencios se desprendían mensajes casi crípticos y jamás se plegó a consignas, ni modas ni corrientes en auge. La mirada de Pancho era hipnótica. María Ángeles Osorio resaltó ese aspecto de su personalidad.
Para Lassalle, una frase de Pancho define bien su pensamiento: cultura igual a capital o capital igual a cultura, en un binomio que no debe quebrarse y esa frase se puede convertir en Pancho igual a libro. Recordó los inicios de Pancho en Santander cuando transformó la papelería familiar 'Hispano Argentina' en una librería que, además, trajo a Cantabria muchos de los libros prohibidos, editados en América.
La relación de Pancho con Cantabria fue siempre de cariño y colaboración, sin por ello alejar su criterio de los aspectos críticos. En varias ocasiones manifestó, de manera pública, su discrepancia con la forma de desarrollar las potencialidades de Cantabria. En una entrevista en El Diario Montañés, en respuesta a la pregunta de cuáles eran las mejores salidas profesionales y personales para las jóvenes generaciones de Cantabria, dijo que una pregunta similar se la realizaron en Argentina y que la respuesta en aquel caso fue Ezeiza (el aeropuerto internacional de Buenos Aires) y que en Cantabria la salida para los jóvenes era Parayas... cuando ese aeropuerto aún no había sido bautizado con el nombre de Severiano Ballesteros.
Su apoyo a las iniciativas culturales fue constante y realizado en silencio, en ocasiones casi en secreto. Su aportación al Ateneo de Santander, entre otras muchas instituciones, es un buen ejemplo de la implicación de ese cántabro nacido en Argentina con las tareas de difusión cultura de Cantabria.
Oliva Pérez Arauna, hija de Pancho, importante galerista de arte en Madrid y poseedora de una gran colección de pintura, acercó el lado humano y personal de su padre. Pancho fue un hombre atento a la formación de sus hijos a quienes imbuía la necesidad de la lectura y del conocimiento a través de los viajes. Aquella frase utilizada por el gobierno en los años sesenta «un libro ayuda a triunfar» fue acuñada por Pancho Pérez González.
Los amigos de Pancho desfilaron en las palabras de Oliva; Desde Jesús Aguirre, a quien conoció cuando compraba libros en Hispano Argentina, a Ernest Lluch, con quien mantuvo una relación intelectual muy intensa.
Pancho Pérez ha dejado, junto a su socio y amigo, Jesús Polanco, un legado de gran importancia en Cantabria y que ahora se presenta en la Torre de don Borja, en Santillana del Mar. Una torre restaurada de forma genial, que da cabida a una biblioteca inmensa y a una colección de arte de enorme interés.
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