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Toda escritura, incluso aquella que parece ser pura ficción, tiene algo de autobiografía. Los escritores, inevitablemente, nos hablan desde su propia experiencia. No hay libro que no diga cosas de quien lo ha escrito. Incluso las historias que nacen de la imaginación hunden sus raíces ... en el mundo real de cada uno. Pero ocurre que, a veces, el autor no se esconde demasiado y va, por decirlo a la manera castiza, a pecho descubierto. Es lo que sucede con 'Papel', la última novela de Jesús Ruiz Mantilla. El Mantilla escritor firma una novela sobre periodismo y, como un personaje más en esa historia que nos cuenta, encontramos al Mantilla periodista, ese que lleva desde los años noventa trabajando en la redacción de El País. Rugama, redactor de cultura en la novela, es un álter ego de un Mantilla que escribe de algo que conoce bien.
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La novela gira alrededor de la crisis feroz y profunda que atraviesa la prensa tras la irrupción de lo digital. Escuché en una ocasión relatar a Mantilla (que además de escritor y periodista es un gran contador de anécdotas) cómo un redactor jefe de El País exclamó nada más ponerse en marcha la versión web del periódico: «¡Qué ganas tengo de que se pase la moda esta de Internet!». El caso es que Internet resultó no ser una moda y se fue extendiendo hasta ocupar todas las parcelas de la existencia. Lo digital ha traído no solo un cambio en la forma de entender el periodismo sino, también, un cambio en la manera de vivir. Y de eso es de lo que habla 'Papel': del derrumbe de una época, del desmantelamiento de una forma de vida, de la desaparición de un tipo de periodismo y de la aparición de otro distinto. El testimonio de Mantilla tiene algo de melancólico. La novela se asoma al vacío que dejan las cada vez menos frecuentes rotativas, un vacío que está lleno de ruido, no de silencio. Vendrán nuevos tiempos, parece decir Mantilla, y los buenos periodistas como él seguirán contando historias, pero los nuevos tiempos no serán necesariamente mejores. Para la prensa al menos.
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