Ni un paso atrás

Sergio fue a trabajar, a hacer lo que mejor sabe hacer, un boxeo basado en la condición física. La estrategia era clara: ritmo, ritmo y más ritmo. Un trabajo de demolición sin perder de vista el contragolpeo de un rival explosivo, habilidoso. Todo un excampeón mundial, sí. Y ese fue precisamente el gran problema. Que desde el primer asalto hasta el décimo, se encontró de frente con la mejor versión del de Detroit, la del campeón mundial de 2018. Poco que ver con el Harrison de hace un año en su última pelea contra Bryan Perrella.

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'El Niño' lo intentó todo, acortó las distancias y asumió todos los riesgos del mundo, sabedor de que una contra de su oponente podía ser fatídica. Los asaltos iban sucediéndose y mientras el de Torrelavega comenzaba a desesperarse, Harrison, con ese jab de izquierda prodigioso y buenas manos a la contra, era ya imparable. Y pese a todo, Sergio García no dio ni un paso atrás en ningún momento, aunque sabía que la pelea estaba perdida y que su aventura americana se complica. Pero nadie dijo que fuera a ser fácil. Esta es otra liga y en ella están los mejores 'superwélters' del mundo. ¿Qué hacer ahora? Seguro que tanto Sergio como Víctor, su preparador, lo verán todo negro, pero se levantarán. Habrá más madrugones.