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A un país se lo derrota por las armas, a la ideología y la cultura subyacentes no; éstas requieren la conquista de sus corazones y sus mentes. Hemos soñado que Estados Unidos había derrotado al comunismo el siglo pasado, pero en realidad sólo derrotó a ... la Unión Soviética; el comunismo es hoy más fuerte que nunca en China y Putin lo está restableciendo en Rusia. Me dirán que el nazismo fue derrotado por las armas, en mi opinión se derrotó a Alemania pero se ha requerido todo un cambio cultural, llevado a cabo mediante la Unión Europea, para que la ideología nazi cediera el paso a la democracia liberal. Con eso y con todo, ha bastado que la UE entre en crisis para que el nacionalismo identitario asome de nuevo su fea jeta. No sólo en Alemania sino en el resto de Europa. Me cuento entre los primeros en denunciar el fundamentalismo islámico, pero de los tres grandes peligros ideológicos que hoy acechan a Occidente. Los dos primeros son el comunismo y el nacionalismo identitario. Solo en un lejano tercer lugar aparece el islamismo.
Terminaba la tribuna de la semana pasada diciendo que, tras su doble derrota en Irak y Afganistán, EE UU ha metido en un cajón sus aspiraciones de establecer un nuevo orden mundial y ha puesto en marcha el Plan B. Veamos sus principales componentes.
Salida de Irak: repatriación de sus tropas; soporte sin restricciones a Israel, aliado imprescindible en la región para continuar la defensa de sus intereses vitales; utilización de sus bases militares en la península Arábiga y el sur de España como factor disuasorio. El vacío dejado por EE UU será llenado por Turquía, que aspira a recuperar el estatus que tuvo en tiempos del imperio Otomano, y por Rusia, que aspira a recuperar el estatus de gran potencia.
Salida de Afganistán: repatriación de sus tropas; refuerzo de sus relaciones con India, contrapeso imprescindible de China; dudoso mantenimiento de sus relaciones con Pakistán dada su creciente influencia con los talibán. El vacío dejado por EE UU será llenado por China, en Pakistán inclusive. En este sentido, la caída de Kabul es comparable a la caída de Saigón en 1975, la del Sha de Persia en 1979 y, más cerca de casa, la de Cuba en 1959.
Refuerzo de su presencia en el Pacífico oriental y el Indico: concentrar todos sus esfuerzos internacionales en la competencia con China por la primera posición mundial económica e ideológica; refuerzo de sus relaciones con Japón, Corea del Sur, Taiwán, Australia y, ya digo, India.
Restaurar la alianza con la Unión Europea: Europa viene siendo su principal aliado contra el comunismo desde el principio de la primera Guerra Fría; por otra parte, Europa se ha beneficiado grandemente de la globalización puesta en marcha por EE UU. Su colaboración en el plan B es esencial para llevarlo a buen puerto. El hecho de que el fundamentalismo islámico haya derrotado a la gran superpotencia sin duda va a alentar el yihadismo mundial; pero esto no parece impedir que Estados Unidos se desentienda del problema y deje a los vecinos de Afganistán -China, Irán, Pakistán y los antiguos satélites musulmanes de la URSS- que lidien con los talibán mientras EEUU se concentra en la realización del Plan B, al precio de que China capitalice el triunfo de los talibán. En efecto, una relación más estrecha con Afganistán permitirá a China abrir una nueva vía de comunicación con los puertos que ha construido en el océano Índico (su famosa Iniciativa de la Red de Rutas). Por otro lado, dicha amistad con Afganistán va a oler a la India a cuerno quemado, va a sentir que lejos de rodear a Pakistán es ella la que va a ser rodeada por sus competidores.
La desconsideración de EEUU hacia sus aliados europeos, tanto al enfrentarse a Irak como al salir de Afganistán, no auguran un buen futuro al plan B. Este plan pretende recrear el mundo bipolar de la segunda mitad del s. XX, sustituyendo China por la URSS. La obvia razón es que ello restablecería el estatus de EE UU anterior a la caída del muro de Berlín; la posición más favorable para los americanos una vez que la 'Pax Americana' se ha demostrado insostenible. Dada la pérdida de confianza tanto de los socios europeos como de los asiáticos, no está claro que estén resignados a jugar el mismo papel que hubieron de jugar durante los 30 años de guerra fría.
El problema es que el resto del mundo parece preferir un nuevo orden mundial multipolar, principalmente China, Europa y Rusia pero también Oriente Medio. Ello me lleva a pensar que Biden va a centrarse en hacer una verdadera política nacional (al contrario de Trump) mientras promueve una segunda Guerra Fría que le permita restablecer el statu quo.
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