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Despedimos el año con malas noticias sobre la industria en Cantabria, un sector que representa el 21,5% del Producto Interior Bruto regional. «Torrelavega volverá a ser el motor industrial de Cantabria gracias a proyectos como la mina», anunció en mayo de 2019 quien debía ... tener datos sobre la apertura de una mina de zinc, que iba a suponer una inversión de 600 millones de euros y dar empleo a 200 personas. Pasados unos meses, se pueden ver más chinos en Comillas que cantidad de minerales en las prospecciones. No parece que tenga buen futuro lo que iba a ser el gran proyecto industrial de la legislatura.
Al fracaso de inversiones anunciadas, se añaden las noticias sobre expedientes de regulación de empleos temporales o definitivos. Puertas Roper ya cerró su ERE particular con 21 despidos y 16 traslados a su centro de Aguilar de Campoo y Puertas Nueva Castilla ha planteado un expediente de extinción de empleo para toda su plantilla, salvo que un inversor evite el cierre; una empresa que llegó a tener más de 100 trabajadores hace unos años.
Ferroatlántica, una empresa del paisaje industrial de la región, alegando el coste de la factura eléctrica anuncia un expediente de regulación temporal de empleo que afectaría a los 144 empleados de su factoría en Boo de Guarnizo. Si no hay modificaciones, pudiera ocurrir que la producción de Ferroatlántica en Boo se trasladara a las factorías del Grupo en Francia o Alemania. El comité de empresa rechaza las medidas que propone la empresa de descolgarse del convenio colectivo. Solo la aprobación del Estatuto de consumidores electrointensivos podría relajar las tensiones sobre el futuro de la empresa y que siguiera siendo competitiva.
Forgins&Casting, la planta de forja de Reinosa, antigua Sidenor, con 600 trabajadores, ha cambiado de propietarios y aunque se han prometido nuevas inversiones, se está a la espera de cómo evolucionan los mercados para recuperar la rentabilidad perdida en los últimos años.
Solvay está acometiendo su propia transición energética, lo que requiere fuertes inversiones. De momento no se han planteado acciones que pudieran afectar a su plantilla. La empresa Troquelmain XXI en Maliaño, antigua Candemat, que llegó a tener 158 trabajadores, anuncia su cierre definitivo.
SEG Automotive, antigua Robert Bosch en Treto, con 770 trabajadores, plantea un expediente de regulación de empleo temporal, aunque pudiera concluir con un ajuste de la plantilla si no evoluciona positivamente el sector de la automoción. Global Steel Wire en Nueva Montaña, otra empresa clave en nuestro tejido industrial, con 618 empleados, plantea un expediente de regulación temporal de empleo a la expectativa de cómo evoluciona el sector de la automoción donde coloca sus productos de alto valor añadido. Las turbulencias del sector del automóvil han afectado de forma preocupante a la empresa Mecanor en Ampuero, con 230 trabajadores.
Quizá nadie se sorprenda demasiado ante el anuncio de que Sniace, Para ajustar sus costes de producción a la demanda, anuncia un nuevo expediente de regulación que afectará durante un año a 229 trabajadores del Grupo. La empresa afirma que no habrá despidos, pero el clima entre los empleados es de preocupación.
La plantilla de BSH en Santander, fabricante de cocinas de gas con 334 trabajadores, ha visto cómo los sindicatos en Alemania han blindado el empleo en su factoría, algo que no está garantizado en Santander aunque se haya probado recientemente un nuevo convenio colectivo.
La empresa Saint Gobain en Santander, especializada en canalizaciones, con 204 trabajadores, está aplicando un expediente de regulación de empleo temporal que se extenderá durante 2020. Si bien parece que la actividad productiva pudiera mantenerse, no han desaparecido los ajustes en las jornadas por trabajador y la división europea del grupo está a la espera de un inversor que se haga con la mayoría del capital.
Nissan con 615 trabajadores en Los Corrales ha amortizado plantilla mediante bajas por jubilación y no parece que vaya a recuperar personal eventual. La producción de piezas para un nuevo modelo de Nissan después de una fuerte inversión, ha abierto expectativas, pero es una factoría vinculada, como otras en la región, a la evolución del sector de la automoción.
A estas empresas con dificultades o con expedientes de regulación de empleo, habría que sumar las subcontratas y los problemas de pequeñas y medianas empresas proveedoras, que se ven directamente afectadas por los problemas de las grandes empresas de las que dependen.
La respuesta del Ejecutivo regional ha sido evasiva: la culpa es del gobierno central, de la coyuntura, del 'Brexit', de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, de la globalización… La capacidad inversora del Ejecutivo cántabro era de 350 millones de euros en 2008 y en 2020 será de 162 millones.
Ante la preocupante crisis industrial en Cantabria hubiéramos preferido cierta humildad, mayor compromiso, más capacidad de análisis y escuchar qué se piensa en actuaciones estructurales en ámbitos como el energético, el logístico, las infraestructuras, la búsqueda de nuevos mercados o la potenciación de industrias locales que arriesgan inversiones para desarrollar productos de alto valor añadido.
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