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Prevenir es mejor que curar

Técnicos y especialistas deben ponerse manos a la obra para elaborar las medidas a poner en práctica si en otoño se produce un rebrote del Covid-19

Viernes, 29 de mayo 2020, 07:12

La prevención es la base fundamental para evitar que un riesgo potencial se materialice en un accidente o en una enfermedad, ya que cuando aquel se produce o esta aparece solo queda proceder a curar las lesiones producidas o intentar restituir la salud perdida. ... En los primeros años de la década de los setenta del pasado siglo las únicas empresas que tenían un servicio médico para cuidar de la salud de sus trabajadores eran las muy grandes, algunas de las cuales, pero no todas, disponían también de un servicio técnico de prevención encargado de estudiar los riesgos laborales inherentes al trabajo en ellas realizado. Sin embargo, las medianas y pequeñas empresas, que eran la gran mayoría, solo tenían la única asistencia que les prestaban las mutuas de accidentes de trabajo, a través de los servicios especializados que a tal fin se fueron creando. Al objeto de corregir tales carencias, el Ministerio de Trabajo puso en marcha en 1971 el Plan Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, creando para su ejecución un gabinete técnico en cada provincia española y un centro especializado, al que dotó de ingenieros, médicos, químicos, psicólogos y demás personal especializado, encargado de realizar los reconocimientos médicos de los trabajadores de las empresas que carecían de tal servicio propio, que como se ha dicho eran la gran mayoría, y analizar las condiciones de trabajo de cada una de las empresas, aconsejando las soluciones que en cada caso fueran necesarias. Los resultados no se hicieron esperar y así, en Cantabria, que en 1972 se produjeron 16.314 accidentes laborales con baja, en 1986, con mayor número de trabajadores activos, el número de accidentes había disminuido hasta los 6.125, demostrando con ello que la prevención siempre es mejor, y a la larga mucho más barata, que la actuación a posteriori, pues los accidentes y las enfermedades en el trabajo siempre tienen una causa, la cual si se previene y corrige evita los daños posteriores, es decir, es la aplicación práctica de la «ley de la causalidad» que no la de «la casualidad».

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