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Al presidente regional lo compararon con Nostradamus en el programa de Pablo Motos en Antena 3. Las visitas de Revilla a 'El Hormiguero' son frecuentes, aunque su habitual presencia, seguramente muy productiva en lo personal, no tiene efectos positivos en la comunidad ni utiliza el ... potente altavoz televisivo que se le brinda para denunciar los desaires y la situación de abandono a la que el Gobierno central somete a Cantabria. Revilla hubiera puesto el grito en el cielo en sus tiempos al frente de ADIC y en los primeros años del PRC. Ahora, ya se ve que no. La profecía de 'Nostradamus' Revilla consistió en declarar que sería Núñez Feijóo, y no Ayuso, quien se hiciera cargo del PP si salía Pablo Casado. Pero vaticinó también, una pena, que la presidenta de Madrid no le iba a ganar el pulso a Casado y la imposibilidad de que Rusia invadiera Ucrania.
Los videntes de Cantabria, astrólogos, augures y especialistas en lo oculto padecen una crisis tan seria que están en oferta y publicitan sus servicios en las redes sociales a precios de saldo sin que merme por ello, supongo, la exactitud en sus predicciones. Pero los futurólogos regionales son de andar por casa. Los famosos son aquellos que aparecían o aparecen en las revistas del corazón y en las televisiones: la bruja Lola, la que ponía velas negras a los descreídos que le gastaban bromas pesadas en directo, Octavio Acebes, Aramís Fuster, Rappel y otros charlatanes a los que leyes permisivas no les impiden mantener el fraude sin que haya consecuencias. Las cosas no han cambiado mucho desde antiguo, y si estos farsantes existen y prometen fortuna, amor y salud es porque no les falta clientela crédula o, más triste aún, sin esperanza.
La brujería original, que es algo más nuestro, no es ajena a la regresión económica. Ha cerrado en Torrelavega una tienda dedicada a la venta de productos mágicos en la que entré una vez por la curiosidad de conocer qué eran los 'despojos' anunciados en el escaparate. Abundaban los brujos sanadores en el Santander de los años cincuenta y sesenta, cobraban la voluntad y recibían en sus domicilios, como El Brujo del paseo del Alta, con mayúscula para distinguirlo. Una de las curanderas más conocidas vivía en Beranga, atendía en la cocina, aplicaba ungüentos naturales para las quemaduras y a ella acudían pacientes de Valdecilla, del hospital vasco de Cruces, de Asturias y de otros lugares. Nunca reveló el secreto de su eficaz pomada. Pero de lo que no andamos bien es de pitonisas y adivinos. El historial de Revilla no permite suponer que sea él quien rellene el hueco.
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