![Pura depre](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/diario_montanes_2017/noticias/202211/18/media/78158214.jpg)
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No me gusta el otoño por traicionero, me entra depre. Es capaz de dar días veraniegos engañosos y a la vez enseñar los dientes con temporales que inevitablemente hacen camino al invierno que ya es estación sincera entre el frío y la oscuridad. La prefiero, ... va de frente.
En este otoño lleno de vicisitudes no se puede ver bien, todo está neblinoso en nuestra España del alma sobre la que «tememos lo peor», como expresó Isabel San Sebastián, la valiente columnista que estrenó novela en los salones de nuestro Ateneo de Santander. Quizá la niebla sea temporal, camino del invierno cuando acude a la cabeza, sin disiparla, el recuerdo estremecido de las caras de la miseria que Goya fue capaz de trasladar al lienzo y a la posteridad a través de su obra.
Decía que tengo almacenadas imágenes pintadas por él en mi cerebro que solo regresan en circunstancias dramáticas y desaparecen después. No ha existido nadie en la historia de la pintura que haya sido capaz, desde su legado, de destilar tanta advertencia sobre el dolor como él consiguió. Duras llamadas sobre el retraso mental o sobre la ruina, o sobre la locura o sobre los desastres de la guerra.
Me afectan sobre todo sus grabados, técnica que él dominó con maestría en todas sus variantes del aguafuerte, el aguatinta o la punta seca desde la que nos trasladó de forma seriada imágenes terribles en trazo negro. Solo un artista de su magnitud pudo haber sido capaz de clavarnos la expresión del gesto alienado de la gente con tanta precisión.
Quizá fue el primer reportero gráfico de la historia presente en los conflictos del hombre y en las guerras, previo a la aparición de la fotografía. No creo que el objetivo de una cámara hubiera podido reflejar imágenes reales con tanta nitidez como las que él consiguió con su plumilla en «aquellas consecuencias de la guerra de España con Bonaparte», como él presentó sus 'Desastres de la Guerra' e incluso en 'Caprichos', 'Los Disparates' o 'La Tauromaquia' conmociona de la misma manera y cuesta enormemente alejarlas de nuestra mente.
Últimamente esa visión oscura, diría que otoñal de las cosas agrede el ambiente sano de las tertulias con los amigos. A veces uno desearía que tanta decepción fuera exagerada, inapropiada o demasiado severa sobre la realidad de este tiempo que vivimos.
Si así no fuera, como parece, Goya, la desesperación y el otoño odioso es lo que percibimos «temiendo lo peor por España», repitiendo la sinceridad de Isabel San Sebastián.
Los hechos se suceden a nuestro alrededor y desconocemos si les estamos dando la trascendencia adecuada dado que no se vislumbra una solución a tanto comportamiento antipatriota de los que nos gobiernan. Cuesta soportarlo.
Cuando se advierte el acercamiento y posterior apertura de la puerta de las cárceles en el País Vasco para los asesinos de ETA (ocho la pasada semana) sin el mínimo compromiso del arrepentimiento y acuden a nuestra mente aquellas imágenes de Goya sobre la locura difíciles de alejar; cuando se observa con qué desfachatez se nos quiere explicar que se rebajará la pena del delito de sedición para favorecer a los golpistas en Cataluña y acuden a nuestra imaginación de nuevo imágenes burlescas y aterradoras, lamentablemente estamos en la realidad.
Pero nada comparable a la sensación de impotencia que suscita el actual estudio de una propuesta separatista que se quiere atender sobre la desaparición o la rebaja del delito de malversación de caudales públicos con la intención de favorecer la exención de la pena para aquellos que no se hayan enriquecido personalmente, es decir, dejar exento a Oriol Junquera, a Puigdemont o al resto de los sediciosos malversadores catalanes uniendo además a Griñán o a cualquier defraudador de Gürtel o de cualquier otra corruptela que pueda justificarlo.
Nada más ignominioso, que hace acudir a nuestro interior de nuevo las imágenes desoladoras de 'Los Caprichos' de Goya en procesión inacabada.
Alejado el español de las aulas de nuestros niños, tergiversada la historia de la Reconquista o del descubrimiento de América y su colonización, excarcelando y amnistiando a los separatistas sediciosos malversadores, negociando con los asesinos de ETA y atacando con saña nuestras instituciones, se cargan nuestro estado de derecho. Dios no lo quiera, pero a lo mejor lo consiguen si no se les para en las urnas. Pura depre solo de pensarlo.
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