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Ya sé que no se estilan. En los primeros años del siglo XX Emilia Pardo Bazán ya presentía que eso de las cartas tenía mala pinta. Echaba las culpas a las postales, al teléfono y al telégrafo, y sin conocer el correo electrónico ni el ... WhatsApp, aseguraba que la carta iba a convertirse en un «recuerdo histórico, un cachivache de antaño». Y no le ha faltado razón a la gran escritora gallega.

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eldiariomontanes Las cartas de Pereda