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El nombre y los apellidos se elevan sobre los propios hombres que los llevan. Las palabras tienen la magia de evocar nuestros cuerpos, aunque estos no tengan vida, pero las letras y las palabras que mencionan nuestros nombres pueden ser inmortales, como las letras y ... las palabras de Pepe Ingelmo, recordado jugador de bolos, cuyo nombre ya señaliza una calle de Torrelavega.

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eldiariomontanes La Llama de los Mallavia