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No sé si seré capaz de resistirlo. Que yo me siento muy cántabro, vicioso de los sobaos pasiegos, del hojaldre de Torrelavega, del cocido lebaniego y de las anchoas de Santoña, aunque fue el castreño Lolín, y no Revilla, quien me abrió hace tiempo el ... apetito de ese manjar. No, por favor. Que yo me siento muy montañés y estoy convencido de que lo mejor de los viajes es volver a mi tierra, donde el paisaje, mire por donde se mire, es incomparable. Pero eso no sé si podré resistirlo. Que yo me siento muy santanderino, se me pone la carne de gallina cuando Chema Puente nos canta 'Santander, la marinera', y cada vez que embarco en la lancha desde Pedreña me asaltan las dudas de si merezco el privilegio de vivir en este paraíso del entorno de la bahía, aunque llueve o sople sur, que diría desde las gradas de los Campos de Sport.

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