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Hubo un tiempo en el que para algunos responsables políticos, las urgencias para recuperar la economía de la región era solucionar los problemas de los buscadores de níscalos, de los pescadores de cachón y de los cazadores de gamusinos. Un tiempo después, lo urgente fue ... adelantar la llegada de ciudadanos vascos que llenarían bares y restaurantes y aprobar pintar de colorines un faro, algo que quizá hiciera que llegaran al lugar más chinos de los que han venido a estudiar español en Comillas. También se propuso buscar un par de osos panda en el mercado.
Pensaba entonces, y pienso hoy, que la situación económica y social de nuestra comunidad autónoma a la que se suman las consecuencias de la pandemia, requerían mayores preocupaciones y respuestas más serias y contundentes. Las incertidumbres no son nuevas.
El pasado 18 de junio, el Gobierno de España presentaba el 'Plan de impulso al sector turístico', orientado fundamentalmente a la competitividad del destino turístico, un sector que representa el 12% del PIB en España.
El Gobierno de España también presentaba el 'Plan de impulso de la cadena de valor de la industria de la automoción', elaborado en colaboración con los sindicatos y las principales asociaciones de la industria de la automoción, un sector que supone el 10% de nuestro PIB y el 19% de las exportaciones españolas y emplea a 650.000 personas y casi dos millones de puestos de trabajo están ligados al sector.
He citado estos dos Planes porque la industria de la automoción y el turismo son dos sectores importantes en la economía de nuestra comunidad autónoma y el Gobierno regional, más allá de algunas fotos, paseos por las televisiones y ciertos aspavientos, debiera colaborar activamente para que ambos Planes tengan efectos en su aplicación en Cantabria, como también sería útil conocer cómo la administración regional va a complementar los contenidos de esos dos Planes.
Se trata de conocer si Cantabria dispone hoy de una estrategia industrial que, además de evitar cierre de empresas y ajustes en las plantillas, defina los ejes de nuestro desarrollo económico y social para los próximos años. La pandemia ha afectado a nuestra industria, al sector primario, al comercio minorista, al turismo, al transporte, a nuestras exportaciones... y la recesión va ser mayor que la de 2008, por lo que la repuesta deberá ser más contundente, con mayores acuerdos y con mayor planificación.
Los efectos y resultados a la realidad nacional de la respuesta de la Unión Europea tardarán algunos meses en llegar. Las respuestas de los compromisos y acuerdos de la Comisión Parlamentaria para la Reconstrucción Social y Económica también tardarán algún tiempo. Los sectores productivos de nuestra economía, apenas si tienen margen para esperar más tiempo.
Ante la caída del PIB regional y el aumento del paro, las respuestas no pueden ser la repetición de fórmulas agotadas. La exhibición mediática con cualquier disculpa puede tener algún interés en vísperas electorales, pero en plena crisis lo que se manifiesta con ello es que se opta por el espectáculo ante la manifiesta incapacidad para resolver problemas reales con eficacia.
Quejarse de lo mal que trata el Gobierno de Sánchez a Cantabria, sirve para el mitin, para buscar un titular de prensa, pero es tan solo una disculpa. Reivindicar tiene su lógica, lo grave es no presentar un proyecto propio para enfrentarse a los problemas. Algunos responsables políticos en Cantabria, pese al tiempo transcurrido, no parece que hayan entendido que la autonomía no es una simple descentralización administrativa, sino un realidad política porque se gestionan competencias, hay capacidad legislativa y gobierno ejecutivo.
Quizá Cantabria debiera evaluar, entre otras cosas, su capacidad productiva en relación con los costes de producción y extraer algunas consecuencias; analizar la capacidad de su actual red de proveedores y distribuidores vinculando las posibilidades de lo que producimos a los mercados internacionales; apostar con decisión por algunos ejes estratégicos y diseñar una estrategia de innovación sobre la que sustentar ámbitos de nuestro desarrollo futuro.
El desafío para que nuestra región supere la recesión es tan enorme que requiere grandes acuerdos, voluntades flexibles, ideas claras y capacidad de gestión. Si no se actúa en la dirección correcta, algunos sectores productivos seguirán en recesión o desaparecerán, el desempleo crecerá, seguiremos perdiendo población activa y parte de nuestra mano de obra buscará otros horizontes para desarrollar su proyecto de vida.
Se hace imprescindible no perder más tiempo en juegos de artificio y sumar ideas y energías desde el sector empresarial, los sindicatos, los expertos, los políticos (en el gobierno o en la oposición), para alcanzar grandes acuerdos para la reconstrucción económica de Cantabria, acuerdos que pasarán por medir el tiempo de la fase expansión del gasto para pasar a la fase de nueva consolidación fiscal con un crecimiento inclusivo, sostenible y más innovador, midiendo la capacidad de inversión en industria y tecnologías, robusteciendo nuestra sanidad y educación públicas, teniendo como objetivo mejorar nuestro PIB y nuestras cifras de empleo.
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