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Le tenía que tener más tiña que Aníbal a los romanos; pero mira por dónde no se la tengo, e incluso me cae bien este cántabro que sin querer me las ha liado pardas, pues cada pase de oro que él ha alcanzado yo ... me he dado el batacazo y me he quedado sin cargo, lo que para la salud me ha venido de cine, pero para mi particular guadianesca carrera política, ha sido quebranto tras quebranto.
Cierto es que no he nacido el mismo año que Revilla, y que nadie me confunde con él; pero algo en mi interior me dice que mi devenir político se asemeja al de 'La vida de Brian', porque cuando Miguel Ángel renace, yo me quedo deprimido y echo una piltrafa anímica, al tener que dejar de hacer lo que en verdad me apasiona aunque no haya habido ningún día que no tuviera alguna pancarta tras la ventana. Al estar en un cargo de libre designación de un consejero de Educación del Partido Popular ya sabes a lo que te arriesgas, al ser tradición sindical en Cantabria el pedir su cabeza nada más ser nombrado o haga lo que haga.
Pero ahí no queda la cosa, pues al tomar partido y propugnar que se le dejara ser a Miguel Ángel el presidente de Cantabria si ese era su antojo, no solo me vi sin cargo, sino incluso sin el apoyo de todos aquellos militantes del PP que no entendían mi posición al decir que no era una cuestión de dignidad, sino de diplomacia el ceder al PRC la presidencia, al menos temporal, de nuestra Comunidad Autónoma, con el fin de que el Partido Popular gobernara.
Dos veces me ha hecho la pascua. En la primera, siendo director de gabinete, y la segunda siendo jefe de la Unidad de Coordinación General de Educación, Cultura y Deporte, pero sin que él sea el culpable de nada, pues todo lo que ocurre políticamente en Cantabria es fruto de aquellos lodos de querer gobernar el PP en coalición a cambio de casi nada, y de no saber tender la mano desde la mayoría absoluta a quien en un futuro se haría de nuevo con la Presidencia de Cantabria. Encima, estando medio dormido, pongo la Cuatro, y me encuentro a Revilla, escalando una roca de quitar el hipo, mientras a los docentes no universitarios nos jubilan forzosamente a los 65. Y, por si fuera poco, Revilla, se pone a vender libros y los vende todos, mientras yo no vendo nada. Lo dicho, lo mío es como 'La vida de Brian', o muy parecido.
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