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Casi 4.300 cántabros estuvieron de baja laboral por covid en diciembre (617% más que el mes anterior, según AMAT), contando con la irrupción de Ómicron. Decía Schopenhauer que «la salud no lo es todo, pero sin ella todo lo demás es nada». Al final, ... lo que pasa con esta sexta ola y su afectación económica (muchas personas infectadas y de baja laboral) es tan lógico como el mensaje de la película de éxito de Netflix 'No mires arriba': ayudémonos los unos a los otros. Es decir, alargar dichas incapacidades temporales afecta no sólo al sistema sanitario (además del empeoramiento en salud laboral) sino también al consumo, actividad y costes de empresas, autónomos y Seguridad Social e incluso aumenta los riesgos del no pronto retorno al trabajo (como con bajas largas), desempleo, etc.
Recordemos que dicho sistema de bajas laborales por incapacidad temporal y su continuo incremento en número es fundamental en esta fase actual de respuesta adaptativa y resiliencia, pues no hablamos de incapacidades permanentes u otros supuestos, ni de comportamientos fraudulentos.
La situación es pues radicalmente distinta. El cóctel disruptivo que sirve el covid es tal que al acortarse las bajas junto al 'presentismo' (pues puede incluso irse a trabajar aunque no se encuentre uno bien por el miedo a perder empleo y salario) debe hacernos reflexionar sobre la necesidad de limitar el crecimiento exponencial de contagios (estudios realizados en Estados Unidos aportan evidencia empírica de que se evita al menos un caso grave de covid al día por cada 1.300 trabajadores a los que no se les reduce innecesariamente la baja).
Así, el escenario actual debería combinar soluciones en base a la situación epidemiológica de cada territorio y flexibilizar la tramitación de las bajas y el teletrabajo. Todo esto sin resolver otra asignatura pendiente: la conciliación familiar y laboral de familias monoparentales (con problemas crecientes en el 'colchón económico' que las sostiene, según la Red Europea de Lucha contra la Pobreza) o de aquellas integradas por trabajadores esenciales.
Si se quiere mejorar este panorama, hay tiempo. Si nos intentan convencer de lo contrario es porque bien no se quiere, bien porque hay otras prioridades que interesan más. Pero, esta es una fase covid diferente. Toca proteger a la gente y reducir contagios y presión sanitaria.
No es momento de debates estériles acerca de la productividad de los trabajadores y el presentismo/absentismo ni dejarnos llevar por otras 'cortinas de humo'. Los arboles han de enseñarnos a ver el bosque y el binomio salud-economía sigue siendo posible y clave.
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