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O al menos eso asegura Carmen Posadas: que el espionaje es el segundo oficio más antiguo del mundo, o quizás el primero, porque «desde los albores de la humanidad, para sobrevivir ha sido indispensable informarse de qué hacían tribus rivales o enemigas». Lo hace ... en 'Licencia para espiar', publicado recientemente por la editorial Espasa, un título que la novelista presentará hoy en el Aula de Cultura de El Diario Montañés. Será en el Ateneo de Santander, a partir de las 19.00 horas.
Con el misterioso subtítulo de 'La mano izquierda', la obra repasa, con tintes novelescos, la historia de las mujeres que se dedicaron al «peligroso arte del espionaje».
Desde el Antiguo Testamento hasta el Metaverso, la nómina de espías que presenta Posadas es nutrida y apasionante: desde las célebres Mata Hari o la Malinche hasta las desconocidas «golondrinas», niñas reclutadas por los servicios secretos soviéticos y educadas en las artes amatorias para seducir a diplomáticos extranjeros. Del antiguo Egipto y la Roma clásica a la fabulosa historia de Caridad Mercader, madre del asesino de Trotsky, de la Alemania nazi a la familia Médici, este particular recorrido se plantea en forma novelada, con relatos en los que las protagonistas hablan en primera persona, para cerrarse con un inesperado testimonio: la entrevista con una espía real.
No falta, desde luego, el buen humor, en guiños como el que dedica a la saga Bond al explicar cómo el primer M del que se tiene memoria fue Moisés, o en expresiones cargadas de ironía, como al definir «el noble arte de pegar la oreja».
Tampoco falta la justificación de la obra a partir de la conexión personal de la autora con el inframundo del espionaje, que ella misma sufrió durante su infancia, cuando su padre, embajador de Uruguay, estuvo destinado en Moscú, durante los años setenta.
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