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Pongámonos que a un mes vista, con el verano encima y la esperanza de la recuperación económica, tengamos unas cifras de vacunación que van a velocidad de crucero. Ojalá. Anunciar las cosas con antelación tiene ventajas, pues permite ir cambiando las cifras al pasar ... los días. No obstante, cual rebanadas de queso suizo que se apilan, como decía en su teoría del modelo de efectos acumulativos el Profesor James T. Reason, siempre es necesario acompañar esta buena nueva de que llegarán miles de vacunas, de 'agujeros' exteriores o escenarios logísticos sobre la capacidad productiva y de distribución de quienes las suministran. Dicho 'queso' tiene que ver con otra herramienta útil, como es la 'técnica del sándwich', que expresa una negativa, o gana tiempo, pues primero formula elogios sinceros, luego comunica dicha negativa y termina la alocución con mensajes positivos. Así, justificar por qué hay negativas/retrasos es clave tanto si leemos que el maná de fondos europeos se dilata unas semanas, que el turismo (y la reactivación del consumo y luego la extensión de ERTE más allá de septiembre) depende de otros (la pandemia, menos turistas británicos porque estamos en una lista ámbar que desaconseja su viaje y exige cuarentena cuando regresen, etc.) o que aún se analiza cómo la variante Delta (hasta ahora india) se cruza con la vacunación.
Los frentes en lo económico-sanitario son múltiples, si bien la ventaja es venir de una situación mala, por lo que la 'técnica del sándwich' funciona: elogiarnos por haber aguantado bien, comunicarnos negativas (las cosas se retrasan o no dependen de nosotros) y trasmitir positividad (la incidencia aumentará mientras no todos estén inmunizados, pero no se disparará). Cuídense.
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