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El Gobierno PSOE-Podemos que preside Pedro Sánchez envió hace días a Bruselas el plan de recuperación de la economía española destinado a captar entre ayudas y préstamos 140.000 millones de euros en los próximos años. Ese documento no lo conocía nadie más ... que el Gobierno y, a pesar de su alcance para toda la nación, no fue dialogado ni acordado con las demás fuerzas políticas, ni con los empresarios, ni con los sindicatos. Igualmente, los proyectos presentados por el gobierno local de Torrelavega PRC-PSOE para la recepción de fondos europeos (65 millones de euros) se han anunciado de improviso, sin margen para analizar ni dialogar las prioridades. Diálogo que es imprescindible, porque la recesión de la pandemia ha cogido a Torrelavega en una situación que ya era muy frágil. Baste recordar que en vísperas del coronavirus habíamos recibido el mazazo del cierre de Sniace. Por eso, las ayudas europeas son absolutamente fundamentales para que Torrelavega vaya a alguna parte.
Hoy vemos que la gran diferencia entre Santander y Torrelavega es que la capital regional sabe a dónde va, mientras que nuestra ciudad, no. Santander tiene en marcha la consecución de una oferta de seis grandes espacios culturales de nivel nacional e internacional (Centro Botín, Reina Sofía, Centro Enaire en Gamazo, Sede del Banco Santander, nuevo MAS, y el Mupac en Puertochico), mientras que en Torrelavega estamos atascados judicialmente con el concurso de ideas para hacer algo en La Lechera, o nos conformamos con un banco gigante para autofotos.
Que no hay un plan claro y coherente para desarrollar Torrelavega y proyectarla hacia el futuro es algo evidente para los que vivimos día a día la realidad del Ayuntamiento y para cualquiera que examine con un mínimo de espíritu crítico la lista de proyectos presentados a financiación europea: dragado parcial de la presa del abastecimiento de agua (obra de mantenimiento que nada impulsa); unas obras de saneamiento (que un ayuntamiento con superávit crónico es incapaz de hacer por sí mismo); rehabilitación del Palacio Municipal (no sabemos para qué fines productivos, porque un socio de gobierno local se lo ofreció a Paradores Nacionales, lo que el otro rechaza radicalmente); obras en el Mercado Nacional de ganados (tampoco sabemos para qué exactamente, porque no hay proyecto definido de usos futuros); aparcamientos en altura (¡vivan la movilidad sostenible y el urbanismo verde!).
Además, se pide medio millón de euros para rehabilitar en La Llama un edificio, el de la Cámara de Comercio, que nos ha costado ya 700.000 euros y cuyo único destino es la administración local misma y sus despachos, incluidos los de los concejales. En fin, todo un despropósito en el que no pedimos a Bruselas fondos para transformar Torrelavega en una ciudad pujante, sino para tapar chapuzas y ocurrencias de una coalición sin ideas. Y que gestiona penosamente, como acabamos de ver en la Plaza de las Nuevas Tecnologías, un disparate de retrasos y desperfectos en el que se ha gastado 400.000 euros de dinero público. No se concibe que no se hayan solicitado fondos europeos para una integración ferroviaria que está sin comenzar; o para poner a su lado una estación intermodal de autobuses; o para mejorar las cercanías de Renfe y lograr un metro-tren con Santander; o para un proyecto potente de turismo de eventos y congresos en el Mercado Nacional; o para un aprovechamiento turístico-cultural propio del Palacio Municipal y el anejo Cine Pereda; o para un Plan de Integración Sociocultural en La Inmobiliaria, donde conviven personas de 100 nacionalidades diferentes; o para aprovechar el eje Santillana-Dobra-Puente Viesgo de arte prehistórico; o para crear proyectos culturales vinculados al protagonismo de Torrelavega en los bolos, el folklore y las masas corales; o para desarrollar un parque tecnológico en Las Excavadas; o para crear, a partir de la Escuela Gimbernat de la UC, un centro de rehabilitación que sea en el norte de España; o para convertir la Plaza Mayor en un espacio potencialmente cubierto y propio para exposiciones y muestras y arte en la calle... Ni siquiera se ha solicitado dinero para una ambiciosa recuperación de las riberas del río Besaya; o para recuperar el Centro Regional de Emprendedores; o para convertir la Plaza de Abastos en un centro de la gastronomía cántabra que dinamice toda nuestra zona comercial.
Cuando se llevan tantos años sin hacer nada importante, como lleva la coalición PRC-PSOE desde el sinsentido de la moción de censura contra Ildefonso Calderón en 2013 (acaban de inaugurar con siete años de retraso la pasarela sobre el río, que él promovió), está claro que se ha demostrado que esa coalición no implica un modelo de ciudad y de futuro. Y cuando ha llegado el momento de pedir dinero a Europa, una vez más ha quedado patente que quienes gobiernan Torrelavega no tienen hoja de ruta para ella, ni tampoco piden colaboración a quienes estamos dispuestos a prestarla. No hay que esperar a las elecciones de 2023 para cambiar esta dinámica negativa. Pero es el PRC el que tiene que reflexionar seriamente, ya.
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