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Santander tiene en marcha proyectos para ocho importantes establecimientos hoteleros y cinco espacios museísticos, y ya ha inaugurado el ascensor del Cabildo cuando Torrelavega aún estudia hacer el de Nueva Ciudad. Santander presenta en Cueto un plan de asfaltado y mejoras; en Torrelavega los vecinos ... de Campuzano reclaman un plan de ese tipo a nuestro Ayuntamiento. ¿Qué está fallando en Torrelavega, a apenas veinte kilómetros de la vorágine de actividad en que se ha convertido Santander con tantas inversiones públicas y privadas? Está fallando la mentalidad, la interpretación inercial del presente y del futuro de la ciudad.
Santander dispone desde hace más de 35 años de una digna estación de autobuses junto a la ferroviaria (y además conectada con el aeropuerto y los autobuses urbanos). En Torrelavega, los gobernantes no lo quieren ni siquiera reflexionar, parece que están encantados con el obstáculo actual a la movilidad sostenible y con una miniestación de autobuses en los bajos de un bloque de viviendas alejado del centro. En fin, mentalidad totalmente contraria a la senda por la que caminan todas las ciudades que destacan en la mejora de los entornos urbanos y en el fomento de las economías locales.
Quiero dar las gracias a las personas que han empezado a considerar mi propuesta de una línea de metro en superficie entre Torrelavega y Santander. Se trata de convertir la actual línea de ancho métrico y sus frecuencias tan poco frecuentes en un ferrocarril metropolitano con salidas de una y otra ciudad cada 10-15 minutos. La adaptación técnica que haya que efectuar en la vía y en el material rodante tendrá que ser objeto de estudio por especialistas. Cada vez hay más fórmulas mixtas adaptadas a los entornos, alternando entre un ferrocarril convencional y un tranvía. En cada caso, se elige lo más apropiado, tanto en Francia como Alemania, Reino Unido, Chile, Argentina o Estados Unidos. Experiencias hay muchas y se trataría de aplicar la solución más adecuada a nuestras necesidades.
Pero el concepto es el de un metro, es decir, considerando Santander y Torrelavega como el embrión de una futura zona metropolitana en el centro de Cantabria. Esta zona ya hace años que ha empezado a surgir, desde que se abrió la A-67, y con el crecimiento urbano desde Santander hacia Bezana y Piélagos, y desde Torrelavega hacia Polanco y Miengo. Es claro que, si se llegase a desarrollar el espacio de Gornazo, sería aún más visible esta formación de una zona urbana.
Hay más distancia en el metro de Bilbao, entre Plentzia y Santurce que la que existe hoy en ancho métrico entre Torrelavega y Santander. Pero nuestro servicio de cercanías parte de la filosofía de que hay dos ciudades alejadas, de espaldas y en las que la gente se desplaza muy esporádicamente. Y esto es ya un error que perjudica a Torrelavega: la gran población de Santander viene a nuestra ciudad mucho menos de lo que debería, porque no hay transporte público actualizado y, si toman su vehículo particular, aparcar en nuestra ciudad puede ser un problema muy serio en determinados momentos. Al revés, como existe la A-67, vecinos de una Torrelavega menguante buscan al norte lo que sienten que les falta en su propio municipio.
Pero un concepto de ferrocarril metropolitano cambiaría esa dinámica. Sería mucho más fácil y cómodo para los 200.000 habitantes de la comarca santanderina viajar a Torrelavega para aprovechar sus servicios profesionales, educativos, sanitarios, de ocio y cultura, de hostelería y turismo. El sector servicios de la ciudad tendría así no solamente los clientes potenciales de la comarca del Besaya, sino también parte de los de Santander, más su gran población flotante de turistas o segundas residencias. Y solo un metro-tren como el que proponemos puede garantizar eso.
Torrelavega puede ser atractiva para todo ese mercado si, además, en virtud de una red comarcal de Torrebús, de carriles-bici y con una intermodalidad de transporte que solo será asegurada por la estación de autobuses que propugnamos, facilita el flujo de visitantes hacia entornos como Suances, Santillana, Cartes o Puente Viesgo.
Me consta que algunos responden con el silencio. Como lo ha propuesto el PP, que se olvide cuanto antes. Así hicieron durante mucho tiempo con el soterramiento de las vías y con la fórmula 50-30-20 para su financiación; con la transformación de usos del Mercado Nacional de Ganados; con la pasarela sobre el Saja-Besaya, de la que ahora presumen; o incluso cuando se hizo el paso subterráneo de la ronda bulevar en el Barrio Covadonga. Dije al principio que la diferencia entre un ayuntamiento que claramente va a más y otro que tiene tantas dudas sobre su posible progreso es la mentalidad. Y esta es la cuestión: es imperioso abandonar esta mentalidad partidista y de horizontes muy cortos, porque a estas alturas el daño estructural y la decadencia de Torrelavega es patente para todos los que vivimos en nuestra juventud lo mucho que fue. Precisamente la mentalidad que ha destruido aquella Torrelavega es de lo que nos tenemos que zafar, buscando consensos en lo básico y lo positivo. Y cuanto antes, mejor para todos.
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