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Cuando estamos desconcertados y vemos cómo se suceden los disparates, las incongruencias y las peleas en este Gobierno de coalición legislando a trompicones, a la vez, se fabrica en nuestro interior un estado de ánimo difícil de explicar pero equidistante entre la indignación y el ... cachondeo. Una mezcla lograda por el fracaso, la frustración y el 'tierratrágame' nadando entre risas. Así me encontraba yo cuando en pleno muelle, en ese estado de puro fiasco, tropecé con mi amigo Froilán (de Lugo auténtico) también muy afectado por la situación que, sin duda, como pude comprobar más tarde, fue de los que optó por tomárselo a cachondeo .
«Es que me troncho de risa con las cosas de esta gente de Podemos en el Gobierno», me dijo antes de comenzar con una retahíla de 'andaqués'. «Anda que lo del roscón de Reyes del ministro comunista; sí Garzón ... Yo creo que como todos los del partido cuando oye la palabra 'reyes' se pone de los nervios, pero le veremos comiendo el roscón con chocolate como ya le pasó con lo del jamón ibérico», añadió.
Pues anda que la ministra Ione Belarra con lo de la descripción en Boletín Oficial de los 16 nuevos tipos de familia reconocidos...¿No es para reírse un rato?, prosiguió
«Habrá ahora, según la ley, familias biparentales, monomarentales (término inexistente), monoparentales, familias LGTBI, familias de crianza, reconstituidas, inmigrantes, trasnacionales, interculturales, retornadas... que ya es decir».
¿Y la Ley de Bienestar Animal? Ojalá que me reencarne en perro –confesó–, pero mientras tanto pediré que si se han igualado tanto los animales a nosotros, que se vayan acostumbrando a nuestras normas y costumbres y que los multen cuando hagan caquita en la calle. «No a su dueño ¡eh!» Y se puso serio: «Que bastante tiene el pobre con no poder regañarlo si desobedece, lo que le costaría un buen follón».
Y concluyó queriendo salir de la situación en plan solemne: «Tierra nuestra, vida nuestra, tiempo nuestro, ¿quién te dijo que durmieras?» (José Hierro, 'Alma Dormida').
Entonces yo mismo me vine arriba y, prosiguiendo en tono jocoso, le dije: pues anda que lo de la exhumación de Franco como mérito para pasar a la historia no es poca cosa. ¿A dónde llegará el reconocimiento a nuestro presidente con las próximas de Queipo de Llano y de José Antonio? ¡No habrá cosas más importantes que hacer!
¿Y lo del exministro Campo? El de Justicia, el de hace nada, con sus puertas giratorias para entrar en el Tribunal Constitucional y amachambrar el delito de sedición que, según Rufián, «era un juguete en manos de jueces fascistas». Ahora sin delito veremos a Oriol Junqueras presentándose a las elecciones y a Puigdemont de vinos por la Barceloneta. Cosas veredes.
Así es la vida y así la íbamos contando cuando se nos acabaron las risas al llegar al tema de los niños hormonados o castrados que favorecería la Ley Trans si permanece como está. Además de las decenas, centenas, de casos de violadores que verán reducidas sus condenas con la Ley del 'sólo sí es sí' de la ministra Montero, e incluso muchos saldrán a la calle para exaltación del pánico, la desolación y la incredulidad de las víctimas, añadí apesadumbrado. Para proseguir: anda que la Ley contra la Trata, que se está gestando para arreglar lo de la prostitución en un plis-plas que total lleva dos mil años con la solución atascada...
Llegado este punto mi amigo me interrumpió queriendo aportar información al tema : «Anda que lo del Instituto de la Mujer. ¿Sabías que depende del Ministerio de Igualdad que ha elaborado un protocolo que sancionará las miradas impúdicas en el trabajo y también los comentarios y bromas sobre la apariencia sexual que bate todos los récords?»
Y quiso despedirse diciendo: «Por cierto mi amigo, ¿sabes que estoy esperando un nuevo nieto? La gente me pregunta ingenuamente si será niño o niña cuando deberían de saber que con la nueva ley donde ponga «sexo» en el certificado habrá que poner 'vaya Vd. a saber'. Pero que sea lo que Dios quiera dado que esperamos un 'vaya Vd. a saber' y que lo deseamos sano, rubito como sus hermanos y que venga bien. Y a continuación ya despidiéndose volvió a ponerse culto (que lo es) y trascendente: «Reconozco en el azar el dedo de la Providencia entendida como guía sobrenatural de los acontecimientos» (Shopenhauer, 'Designios del Destino'). Y exclamó despidiéndose: «Así descargamos en el señor todo tipo de responsabilidad, ¿qué te parece?»
A mí muy bien, que él ¡sí puede!, respondí. Y nos despedimos con un abrazo especial.
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