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El fiscal especial Jack Smith ha sumado tres nuevos cargos a las imputaciones que pesan sobre el expresidente estadounidense Donald Trump por delitos que pudiera haber cometido hacia el final de su mandato y una vez concluido este. Indicios de apropiación y ocultación de información ... clasificada, para así obstruir la acción de la Justicia, completarían el catálogo probatorio que apunta al encausamiento de Trump por nada menos que cuarenta cargos, con la imputación de hasta una decena de delitos: conspiración para obstruir una investigación oficial, manipulación de testigos, declaraciones falsas, retención deliberada de documentos secretos, violación de la ley de espionaje o destrucción de pruebas. Entre ellos se incluiría la acusación por retención deliberada de información de defensa «sobre la actividad militar de EE UU en un país extranjero», referida a Irán. La insistencia de Trump en eludir su obligación de entregar a los Archivos Nacionales la documentación de la que disponía se mantuvo hasta junio de 2022, dos años y medio después de las elecciones que dieron a Joe Biden la Presidencia. Las investigaciones de la Fiscalía señalan al propio Trump, a su asistente Walt Nauta y a un empleado, Carlos de Oliveira, de la residencia del expresidente Mar-a-Lago, lo que describe una trama circunscrita al entorno más próximo a quien dirigió la Casa Blanca y aspira a regresar a ella.
Aunque sigue su curso la investigación del fiscal Smith sobre la posible comisión de un delito de subversión electoral, y eventuales cargos en el condado de Fulton, Georgia, respecto a la actuación de Trump y otros en torno al escrutinio presidencial de 2020, Trump declaró anteayer que «la mala conducta de la Fiscalía» supone «una interferencia electoral al más alto nivel», aludiendo a las elecciones presidenciales de 2024. Pero el expresidente se enfrenta a la legislación penal estadounidense, aunque trate de convertir las acusaciones que se acumulan contra él como incentivo demoscópico para mejorar posiciones entre los candidatos republicanos a la nominación. Y, en algún momento, las ilegalidades de Trump acabarán rebasando el vaso de la impunidad social generada por la división del país en dos. En algún momento, en definitiva, el Partido Republicano deberá reaccionar. Aunque se le está haciendo ya tarde a la que sigue siendo la principal democracia del mundo.
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