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Somos deudores del año pasado en lo bueno y en lo malo de esta pandemia. En lo primero, la resiliencia, y en lo malo, el sufrimiento, reflejo ambas de nuestra lucha pertinaz. Así, el descubrimiento de vacunas contra el nuevo coronavirus en 2020 ... nos hizo dejar de vagar entre hojas del calendario como la protagonista de 'Nomadland', mejor película en los Oscar, para pasar a tener mejores atardeceres y un horizonte económico y vital al cual aferrarnos.
Es dicha vacunación para todos aquellos cántabros en edad de inmunizarse la clave de una esperada recuperación económica, para dejar atrás caídas históricas del PIB de más de dos dígitos, que están generando un grave impacto social. Y es que, aunque la cautela puede que siga guiando nuestros pasos, es de esperar que además de los ansiados fondos europeos para la recuperación y transformación de nuestra región sean varias las 'vacunas' económicas en donde deberían centrarse esfuerzos y confianza. En este artículo queremos dar tres mensajes.
Primero, se habla poco de que en las cuentas de miles de hogares cántabros existe un ahorro forzoso y precautorio que ha traído consigo la pandemia y que estimamos supone unos 357 millones de euros. Sus efectos podrían traducirse en un potente motor en la reactivación del consumo si además se mejorasen las ayudas a todos aquellos hogares con todos sus miembros en paro, según refleja la última Encuesta de Población Activa.
Segundo, siguen teniendo toda la lógica las ayudas directas a los sectores más afectados por la crisis para que el afloramiento de ese ahorro oculto que antes mencionábamos junto al próximo certificado de vacunación jueguen un papel clave, no solo en la reapertura, sino especialmente para salvar la temporada veraniega. Tercero, es preciso apostar de manera decidida y continuada por la ciencia con más recursos, pues frente a la amenaza fantasma de la cepa india y las dudas de si será tan transmisible como la británica son precisamente los avances en este campo los que hacen que las opciones tecnológicas lo hayan cambiado todo y sea posible producir vacunas contra nuevas mutaciones del coronavirus.
En definitiva y citando al profesor López Casasnovas, que recientemente opinó en el Colegio de Economistas sobre estas cuestiones, vacunar es la mejor inversión económica para salir pronto de esta crisis. El riesgo de recaída por posibles rebrotes sigue estando ahí, pero más vacunación mejora la confianza y frena posibles despidos en el futuro si las cuentas salen y se protege la capacidad del tejido productivo regional para así aprovechar el repunte económico que ojalá se produzca pronto. Seamos optimistas pues hay certidumbre de recuperarnos si confiamos firmemente en ello.
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