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El próximo 20 de julio se van a publicar oficialmente en The Lancet los resultados de los ensayos de la vacuna de Oxford, que está desarrollando conjuntamente con la farmacéutica Astra-Zeneca, pero los medios británicos ya están ofreciendo alguna información por adelantado.
De acuerdo ... con estos primeros resultados, la vacuna ha generado una doble respuesta inmunitaria, apareciendo anticuerpos y linfocitos T citotóxicos, que atacan y neutralizan a las células infectadas. Es una buena noticia, porque mientras los anticuerpos pueden desaparecer a los pocos meses, los linfocitos T pueden mantener la memoria de la infección durante años en el sistema inmune.
Se trata de una vacuna de vector viral, que utiliza adenovirus modificados para producir un antígeno del coronavirus. Los adenovirus tienen una capacidad muy elevada de replicación, lo que facilita que su producción se haga a gran escala, consiguiendo un gran número de dosis en plazos breves y bajos costes. Además, provocan una elevada respuesta inmune; y no integran su genoma cuando infectan a la célula huésped, sino que la molécula de ADN permanece libre en el núcleo celular y se transcribe de forma independiente, lo que evita la aparición de mutaciones en el huésped.
Los ensayos de la vacuna se están llevando a cabo en diferentes países, está realizando pruebas en diferentes fases y diferentes países. La tercera fase ya está en marcha en Brasil y Sudáfrica, con más de 2.000 participantes desde el mes de junio, mientras que en Gran Bretaña se está realizando una fase intermedia después de la segunda.
Aunque estamos ante el proyecto de vacuna más avanzado, y que además los resultados son muy prometedores, en condiciones normales no llegaría a la población hasta el segundo trimestre del año que viene, y esto ya sería una proeza. Pero la aparición de rebrotes de la enfermedad, con el consiguiente aumento del número de contagios, y frente al miedo a una segunda oleada, ha empujado a la Unión Europea a solicitar a la Agencia Europea de Medicamentos un permiso especial para poder distribuir inmediatamente esta vacuna. Serían los países que distribuyan la vacuna quienes se hicieran responsables de los posibles efectos secundarios que pueda provocar, responsabilidad que se reduciría al 50% según avance la investigación, y que al final de la misma sería totalmente para los desarrolladores.
El miedo no debería empujarnos a correr riesgos innecesarios; una vez hemos contenido la enfermedad, podemos esperar a que la vacuna demuestre efectividad y seguridad.
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