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Vacunando el alma

El virus se ha acoquinado y aunque no nos fiemos de él, ya no nos causa tanto dolor

Jueves, 14 de octubre 2021, 07:24

Siguiendo a los juristas, filósofos, escritores, políticos y oradores del Senado romano, que defendían el lema «deténganse las armas ante la toga y sean las alabanzas para la palabra» –aunque luego se zurraban, liquidaban o envenenaban de lo lindo y a destajo– deberíamos de seguir ... sus designios aunque aquí, en nuestro querido país, cuyo Parlamento por cierto aloja un buen número de antipatriotas y zascandiles 'pegapatadas' que habrá que botar (con b) algún día, aunque no es fácil, porque no se maneja muy allá la palabra y el veneno se sigue repartiendo a dentelladas casi a diario y con malas formas. Lo que obliga a estar siempre a la expectativa y con el arcabuz montado, por si acaso, para una respuesta rápida a ¿contra quién?, pues lo lógico es que sea contra algún ministerio ¡hay tantos! Y tan flojitos.

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