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Las ayudas indiscriminadas de los veinte céntimos a los carburantes han respondido a un propósito de contener el crecimiento de la inflación con un cierto éxito. De ellas se benefician no solo los que tienen coche, sino todos, dado que el carburante es un coste ... principal del transporte de mercancías. Desde el punto de vista económico estas ayudas tienen inconvenientes. Primero, es una medida regresiva ya que quienes más se benefician son los ciudadanos de rentas más altas, que suelen tener coches de mayor cilindrada y que suelen hacer más kilómetros en vehículo privado. Algo parecido ocurre con otras medidas como la rebaja del IVA sobre el gas que beneficia más a los hogares de mayores ingresos. Segundo, es una subvención a los combustibles fósiles, con lo cual se incentiva un consumo de la externalidad negativa que supone la contaminación. La lucha contra el cambio climático, del que precisamente estos días se habló en la COP27, critica a los países desarrollados por las ayudas que conceden a los combustibles fósiles. No se han de subvencionar los combustibles fósiles ni hacer unos tratamientos fiscales favorables.
Tercero, es una medida que tiene un coste alto para todos los ciudadanos. La reducción de ingresos fiscales en las cuentas públicas, supone del orden de 5.124 millones de euros de los más de los 13.000 millones destinados a medidas para paliar el impacto de la crisis, casi el 40% del total, lo cual puede suponer más de un 1% del déficit de este año.
Por todo lo anterior estas medidas deberían finalizar y deberían hacerse otras nuevas que beneficien a los hogares más necesitados y a los transportistas profesionales.
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