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La semana de preparación del encuentro contra uno de los gallos de la categoría, el Zaragoza, fue transcurriendo de esa manera que, sin ocurrir nada especial aparte del desánimo entre los seguidores racinguistas, flotaban en el aire ciertas partículas muy sensibles, que eran tildadas por ... parte de José Luis Oltra, en la rueda de prensa pre-partido, como demagógicas y muy malas para la salud del Racing. La cuestión no fue a mayores, y unos siguieron preguntando y él, contestando, pero la brisa ha quedado un poco apelmazada. Y es que los malos resultados afectan hasta al más templado y respetuoso de los mortales.
El partido del sábado se preparaba para intentar cambiar algo. Una revolución en la alineación o un cambio de sistema -como panacea de todos los males. El dibujo no marca la diferencia, que dijo el maestro- los canteranos al 'prau' o desterrar a alguno a una isla desierta y quemar el barco. Otros presagiábamos una tarde de emociones fuertes en los Campos de Sport, por los datos que aportaba cada equipo en esta confrontación.
Y el Racing estuvo a punto... Pero una vez más, influidos por ese gen que esta temporada llevan incrustado los componentes del plantel verdiblanco en esos ocho malditos minutos finales, no acaban de encontrar solución a tanta sangría de puntos. Es el decimoquinto partido en el que reciben un gol crucial en esos minutos y el octavo que acaban con diez jugadores. Y todo ello adornado de unos fallos groseros como los goles últimos -ya sé que estos son fallos de quien los recibe-. Pero hay una constante repetición de dejadez y falta de concentración desesperante. Al inhibirse en la posición de rechace en el primero, y al dar toda la distancia -que para sí quisiera- al rematador rival en el segundo. Y todo el buen trabajo de Cejudo, Enzo o David Rodríguez -¡por fin!- quedó relegado al lamento de lo que pudo haber sido y no fue.
Lo que sí se conforma es el tándem central, donde Figueras está libre de toda culpa y Manu Hernando, sin prisa pero sin pausa, sigue siendo eficiente. Pero, con todo, si el equipo consigue mantener esta línea de brío y avidez que el sábado exhibió, habría motivos para confiar en estas dos decisivas confrontaciones ante Numancia y Lugo. Porque el Racing fue el sábado el equipo que nos gustaría ver más a menudo. Con defectos, sí, pero sin complejos y capaz de no amilanarse ante un castigo excesivo. Esta es la pauta a seguir para creer que, a pesar de lo difícil de la situación, es posible encararla.
El sábado, a pesar de cebarse todos los males que atosigan al equipo, hubo cosas positivas en el Racing que deben servir de referente y estímulo a los que aferrase en estos momentos vitales de la Liga. Se quitaron miedos, sacándolos afuera ante uno de los fuertes del campeonato. Pero queda pendiente el ser capaces de vencerse a sí mismos. Para poner la mejor versión de cada uno en beneficio del todo.
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