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Se equivocó el Partido Popular con Miguel Ángel Revilla. De tenerle de socio de gobierno, le dio los motivos necesarios para alcanzar la presidencia de Cantabria con los socialistas, en un combate dialéctico donde el orgullo de los populares no les permitió utilizar la ... diplomacia, por cerrar filas alrededor de una mal concebida dignidad. Cierto es que con Ignacio Diego se volvió a la presidencia del Gobierno de Cantabria; pero no por méritos propios, sino por los fallos de un Partido Socialista a nivel nacional, que produjo un vuelco electoral en toda España. De nuevo la ceguera política llevó al Partido Popular desde la mayoría a no tender puentes con sus anteriores compañeros de gobierno: los regionalistas. Y no solo eso, sino que judicializaron la política, con unos réditos nulos, pues de nada le sirvieron tantos juicios innecesarios, que lo único que consiguieron fue fortalecer los pactos del Partido de Miguel Ángel Revilla con unos socialistas electoralmente cada vez más debilitados.
Por si fuera poco, perdido de nuevo el poder ante un Revilla cada vez más mediático, el Partido Popular de forma errática se dividió en dos facciones irreconciliables alrededor de Ignacio Diego y de María José Sáenz de Buruaga, en un congreso donde el pago masivo de cuotas enturbió los resultados, e hizo que muchos militantes abandonaran el barco alrededor de un movimiento llamado Lealtad Popular, y de nuevo se judicializase, esta vez entre los mismos correligionarios, la vida política cántabra, con un desgaste inútil y sin favorables sentencias, que solo han servido para desorientar a un electorado que ha encontrado motivos más que suficientes para apoyar con su voto a otros partidos.
Y en esas estamos. Con un Partido Popular débil que busca reconciliarse con un Miguel Ángel Revilla que se deja querer, pero que no olvida los ataques continuos a su persona y a los suyos de un Partido Popular que mantiene el Gobierno del Ayuntamiento de Santander gracias a Ciudadanos. Hora es, de recomponer la unidad de un partido como el Popular que ha llevado a Cantabria con su gobiernos a las máximas cuotas de progreso económico, tanto en coalición con los regionalistas como en solitario. Y eso solo será posible siguiendo de verdad la nueva ruta marcada por su presidente nacional Pablo Casado, reunificando de nuevo a todo el centro derecha y a todo el centro izquierda alrededor de un partido necesario e imprescindible para acabar con la pandemia secesionista que invade España. Pero mal vamos si esa reunificación no se fomenta en aquellas comunidades autónomas como Cantabria, donde los populares necesitan unir fuerzas e ilusionar de nuevo a su electorado.
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