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Con más del 90% de la población diana –mayores de 12 años– con al menos una dosis de la vacuna, tocamos con la punta de los dedos la vuelta a la normalidad. Nuestra manera de vivir, trabajar e interactuar ha cambiado y reajustamos nuestras vidas ... para entrar en una nueva normalidad, que aún no comprendemos y a la que tratamos de definir de la mejor manera posible. Con mascarilla, gel y manteniendo la distancia de seguridad, poco a poco se irán relajando las medidas o así al menos lo esperan juristas, empresarios, universitarios, médicos y hosteleros consultados por El Diario Montañés.
Andrés de Diego | Decano del Colegio de Abogados
«Tras la vacunación masiva de la población se abre la posibilidad de recuperar espacios de normalidad en nuestras vidas profesionales. La justicia no ha sido ajena a las restricciones impuestas por el covid-19. Tras la declaración del primer estado de alarma de forma simultánea se produjo la paralización de toda actividad judicial –excepto las urgentes–, que duró cerca de tres meses, con un impacto notable en el derecho fundamental a la tutela judicial efectiva.
El regreso a la actividad se hizo con importantes restricciones en el acceso a las sedes judiciales y en la celebración de las vistas, restricciones que aún hoy permanecen, quizás de forma más relajada, pero que han supuesto una ralentización de la actividad judicial, que es previsible se incremente cuando los efectos de la crisis se reflejen en los juzgados con la entrada masiva de procedimientos: pérdidas de empleos tras levantarse los ERTE, crisis empresariales e incluso con la exigencia de responsabilidad patrimonial a la Administración por las medidas impuestas durante el estado de alarma.
Los denominados 'juicios telemáticos', instaurados normativamente con ocasión de la pandemia son una herramienta que puede favorecer el funcionamiento de la actividad, pero no deben convertirse en la norma. Nuestro Colegio formuló alegaciones a la guía propuesta por el CGPJ, dejando constancia de su excepcionalidad, limitada a aquellos actos en que solo intervengan jueces, fiscales o profesionales de la abogacía y la procura, pero nunca a aquellas vistas en que participen partes, testigos o peritos.
Es necesario volver a llenar de nuevo los pasillos de las sedes judiciales con ciudadanos y profesionales que acudan a juicios o a la realización de gestiones. No es posible que la comunicación de la ratificación de un divorcio se realice en la calle.
Hay otros efectos colaterales que también subsisten, como la dispensa de la utilización de la toga, rito formal vinculado a la dignidad de la función de todos los que participamos de la Justicia, y cuya recuperación debe producirse a la mayor brevedad; el teletrabajo en un servicio público presencial de atención a ciudadanos y profesionales; la imposibilidad de que los alumnos matriculados en el Máster de acceso a la profesión de la Abogacía hayan podido desarrollar una de las actividades más importantes de su formación como es la asistencia a los juicios o a distintas dependencias públicas y privadas en las que toman conocimiento de aspectos relevantes de nuestra profesión».
Enrique Conde | Presidente de CEOE-Cepyme Cantabria
«El comienzo del nuevo curso escolar coincide con un momento en el que los índices de vacunación son lo suficientemente altos como para que comencemos a ver una paulatina normalidad en la vida de las personas y en la actividad de las empresas. Con las debidas precauciones y con la prudencia necesaria, vale la pena esforzarnos por dar un impulso a la actividad económica y social. Se han hecho ya algunas valoraciones de lo que la pandemia ha significado en términos sanitarios, económicos y emocionales. También hay algunas consideraciones muy reveladoras que tienen relación con los cambios en la gestión de las empresas y como se han tenido que adaptar a la extraña realidad vivida. La capacidad tecnológica ha permitido que el teletrabajo mantenga el ritmo y el pulso económico de muchos sectores durante meses.
Ahora, ya superada la crisis, las empresas deben ajustar su vida a esta nueva realidad: menos viajes innecesarios, más conciliación, más aprovechamiento del tiempo, más responsabilidad y más confianza. El equilibrio en esta ecuación debe llevar a mejorar la productividad y la calidad de vida de las personas, no lo contrario. En este ámbito Cantabria puede convertirse en un destino privilegiado para lograr ese equilibrio entre lo profesional y lo personal que atraiga a empresas y profesionales. Posiblemente hay otra lección que debemos aprender y poner en práctica: la oportunidad que se nos brinda de abordar de verdad cambios estructurales en nuestra economía.
Los Fondos Europeos de Transformación y Resiliencia deben ayudar a ese cambio de modelo productivo para instalar definitivamente a Cantabria en el siglo XXI: digitalización, innovación, emprendimiento deben ser el complemento necesario para aquellos sectores que ya son importantes en nuestra economía: automoción y movilidad; ocio, turismo y cultura; agroalimentación... Todos tienen una nueva oportunidad que debemos aprovechar. El Gobierno de Cantabria está obligado a ser diligente y ágil y acompañar a las empresas en esta transformación. Las comunidades autónomas vecinas, que son nuestros directos competidores, toman decisiones que favorecen la inversión de nuevas empresas y actividades: debemos ganar esa batalla tomando iniciativas estratégicas, como la agilidad en la tramitación de licencias que permitan hacer de Cantabria un lugar interesante para invertir. Tenemos una materia prima privilegiada, pero no hay tiempo que perder. El futuro se gana hoy».
José Antonio Fernández-Dívar Sánchez | Médico
«Una de las preguntas que más de uno se estará haciendo es sobre la finalización de esta pesadilla. Los medios de comunicación muestran en los informativos la disminución significativa de los contagios de covid y los fallecimientos que lamentablemente a veces se asocian. Junto a este dato siempre aparecen gráficas y porcentajes de población vacunada por comunidades e incluso por países. Con tanto número optimista, la siguiente cuestión es: ¿y ahora qué? A falta de un BOE que también legisle sobre esta fase, deberíamos aceptar que el virus va a quedarse con nosotros, que cada vez será menos letal, y que convendría empezar a realizar una vida normal siguiendo las recomendaciones básicas de higiene que se aconsejan con otros virus contagiosos estacionales.
Una de las decisiones del Gobierno regional que más he aplaudido recientemente es la de considerar el número de ingresos hospitalarios un marcador más fiable para adoptar medidas poblacionales en lugar del número de contagios. Ahora que la quinta ola llega a la orilla, vendrán más decisiones del estilo que hagan que el ciudadano, sobre todo los niños, se sientan más aliviados por las restricciones. Lamento decir que en el ámbito sanitario el escenario resulta un poco menos optimista.
El terremoto que supuso la primera ola con las sucesivas réplicas posteriores ha sometido a la sanidad pública, que es de lo que puedo hablar por trabajar en ella, a una situación de estrés como nunca se había visto. Nos toca volver a la normalidad en un escenario devastado, con las listas de espera disparadas y con escasez de personal por agotamiento en diferentes áreas. No va a ser noticia en 'prime time' de los telediarios el aumento de la incidencia de enfermedades psiquiátricas derivadas de la pandemia y los confinamientos, o los problemas psicosociales juveniles, que en algunos casos desgraciados acaban en suicidios, o las descompensaciones que sufren los enfermos de patologías crónicas, o la demora en la valoración y tratamiento de muchos pacientes que no iban al hospital por miedo.
La nueva normalidad también consiste en reconocer estos asuntos. La misma celeridad con la que se adaptaron en tiempo récord servicios médicos enteros y plantas de enfermería que no conocían nada de los cuidados y tratamientos que precisaba un enfermo covid, habría que aplicarla a la Administración para que elabore un plan de recuperación pospandemia en el ámbito sanitario. Es necesario invertir de verdad en sanidad. Una nueva sanidad para una nueva normalidad».
Rubén Calderón | Rector Universidad Europea del Atlántico
«Marzo de 2020 queda lejos, pero sólo han transcurrido 18 meses de inestabilidad, pérdidas humanas, crisis económica… Del esfuerzo colectivo empezamos a atisbar una posibilidad real, aunque no total, de un regreso a lo que ya nos cuesta recordar, como es poder estar cerca de una persona o sentirse parte de una multitud. Gracias a los avances científicos se han conseguido vacunas, en plural, en un tiempo récord. Gracias a la vacunación se han podido flexibilizar las restricciones. En la universidad, las restricciones han provocado la suspensión de no pocas actividades (exposiciones, deportes, conferencias presenciales…). Ha sido complicada la vida universitaria, especialmente la adaptación de los estudiantes de primer curso. La fortaleza de nuestro modelo de grado presencial radica en la cercanía con el profesor.
Durante el confinamiento estuvimos a la altura de las circunstancias y no sólo nos adaptamos al modelo virtual, sino que pudimos al final del curso impartir presencialmente tutorías de refuerzo. El curso pasado transcurrió con normalidad dentro de la anormalidad que suponía la distancia, la mascarilla, itinerarios marcados, geles... No hubo ningún incidente de transmisión comunitaria y, salvo para casos puntuales, el curso finalizó sin más sobresaltos. Un esfuerzo extra de coordinación que se ha logrado gracias a los estudiantes, docentes y personal administrativo.
El presente curso ha comenzado con igual formato que el previo. Y no se descarta que el segundo semestre pueda ser el que permita dar un nuevo paso en la flexibilización de las medidas, dado que la franja de estudiantes vacunados está en torno al 75%. Se prevé reducir la distancia social o periodos de aislamiento menores para las personas con pauta completa de vacunación. Eso sí, se mantiene la mascarilla, los itinerarios en el edificio... Esperamos una recuperación del aforo total de las aulas lo más pronto posible. Sea a través de una nueva normalidad, dado que el covid-19 puede ejercer alguna limitación en el medio plazo, o a través del regreso al deseado antiguo modelo de cercanía y valor humano, el sistema universitario y Uneatlántico continuará ofreciendo un servicio clave para la sociedad: centro de educación superior, centro de vanguardia de investigación y centro vertebrador de la relación que sociedad-educación-empresas deben mantener».
Ángel Cuevas | Presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería
«Tras casi dos años sufriendo la pandemia y las malas decisiones, podemos decir que cuando llegamos a más del 80% de la población cántabra vacunada seguimos a la espera de flexibilizaciones en las restricciones que nos permitan trabajar con cierta normalidad.
El espejismo del verano en bares y restaurantes ha servido a muchos para limpiarse la conciencia y creer que los empresarios salvamos los muebles con dos meses de trabajo. No es así. Venimos de muchos meses arrastrando restricciones, incertidumbre y sin poder llevar adelante nuestros negocios.
No debemos olvidar que muchos empresarios han tenido que cerrar, o que el sector del ocio nocturno está más que en la ruina con 18 meses de cierre y sin ayudas. Y todo con una media de gastos fijos mensuales de 7.000 euros y ayudas que no llegan a los 3.000 euros.
Recordamos que, en estos momentos, siguen con limitación horaria a las 3.00, sin barras, sin pistas de baile... Esperando cada martes a conocer en qué nivel nos sitúa el semáforo para poder o no poder trabajar. ¿Quién puede resistir así?
La única luz al final del túnel es que se recupere el sentido y podamos ir de la mano salud y economía. Es importante que nos unamos en un proyecto para salvar un sector que ha sido motor económico de nuestra región durante los últimos años.
En la actualidad, se están produciendo y se producirán cambios en la sociedad que necesitan que nos adaptemos a los nuevos escenarios y, si todos ponemos de nuestra parte, de esta unión saldremos reforzados. Por la cuenta que nos trae, el sector de la hostelería de Cantabria espera apoyo institucional para poder afrontar un invierno que, tras un desplome del sector sin precedentes, necesita recuperar su sitio. Por este motivo, entendemos que todas las iniciativas que pongan en marcha el movimiento del tejido empresarial son bienvenidas y, por supuesto, todas aquellas que atraigan gente a nuestra región. Esa es nuestra esperanza y donde vamos a poner todo nuestro empeño, en recuperar la alegría y el sitio que corresponde a un sector que esperamos vuelva a ser motor económico de Cantabria por su calidad, por su buen hacer y porque ofrecemos experiencias únicas e inolvidables.
Sigamos a delante para levantar el vuelo que falta nos hace».
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