Tristán Ulloa
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Tristán Ulloa
Nacido en Orleans en 1970, en el seno de una familia de emigrantes gallegos -sus abuelos paternos- y exiliados republicanos -los maternos-, protagonizó sin pretenderlo un vídeo viral, en marzo de 2020, en el que daba las gracias entre lágrimas a los profesionales sanitarios que ... le habían atendido de Covid-19 en el madrileño Hospital Infanta Leonor. «Son héroes a su pesar», dijo. Dos años después, ha ejercido de portavoz de familias que reclaman un trato digno en las residencias de mayores de la Comunidad de Madrid. Eso, mientras rueda la primera temporada de 'Berlín', un 'spitt-off' de 'La casa de papel' que ha generado una gran expectación, y ha cosechado un gran éxito con su último trabajo en escena dando vida a Lee, el hermano mayor de la obra de Sam Shepard 'True West', dirigida por Montse Tixé y en la que Tristán Ulloa estaba, sencillamente, espectacular.
- No le guardo rencor, pero una novia que tuve estaba enamorada de usted.
- [Risas] ¿En serio?
- ¡No se haga el tonto ahora!
- [Más risas] De verdad que yo nunca me he considerado un tipo atractivo, ni interesante.
- ¿Un tipo que soñó siempre con ser actor?
- No. Yo llegué a la interpretación por casualidad, sin saber si me gustaba o no el teatro y sin idea de si eso era o no para mí.
- ¿Cómo fue?
- Era un chico muy retraído y también muy distraído. Tenía ciertos problemas de comunicación - bueno, y de alguna forma todavía hoy los sigo teniendo [sonríe]- a la hora de hablar con la gente y de expresarme en público. En plena adolescencia, me costaba mucho abrirme y un amigo me dijo que por qué no me apuntaba con él a unas clases de teatro. Empecé así en este oficio, encontrando una herramienta que me permitía soltar todo aquello que era incapaz de expresar en mi día a día. Empecé a los 14 años en esto del teatro como una terapia, sin imaginarme que encontraría en la interpretación mi vocación y la forma de ganarme la vida.
- Pasado el tiempo, ¿se imaginó el éxito que alcanzaría con películas como 'Mensaka' (1998) y 'Lucía y el sexo' (2001)?
- Para nada. Miro hacia atrás y veo a alguien que realmente sabía muy poco de prácticamente todo. Estudie en la RESAD - Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid- , pero antes estuve dando tumbos en la Facultad de Económicas. Mi objetivo era tener una compañía de teatro, y tampoco a un nivel profesional. Lo de hacer cine era como un sueño muy lejano, y de pronto llegó 'Mensaka' y el sueño se hizo realidad. Fue mi primera gran oportunidad. Estaba tan feliz, me sentía tan realizado, que pensaba que si no hacía ya más películas me daba por satisfecho. Tenía 25 o 26 años, se abría ante mí un camino incierto pero también apasionante.
- ¿Qué procuró siempre?
- No sé cómo sonará esto, pero es la verdad: siempre he procurado portarme bien con los demás, con el prójimo, sobre todo porque creo que nuestro trabajo como actores implica tener cierta empatía con el que tienes delante. No se trata de ser una hermanita de la caridad, ni mucho menos, pero sí de ponerte un poco en los zapatos del otro. Eso no quiere decir que un actor tenga que ser un buen tipo, pero sí que deberíamos tener una cierta afinidad, una cierta sensibilidad respecto a los problemas que puedan tener otros, a las situaciones complicadas que vive la gente. Cuando me preguntan '¿por qué siempre hay un actor dando la cara para defender determinada causa?', lo que yo respondo es que no sé por qué lo hacen los demás, pero sí por lo que lo hago yo: siento esas ganas de ponerme en los zapatos del otro de la que le hablo, es algo que va en mi naturaleza.
- También habrán influido sus circunstancias.
- Sí, cierto. A mí nunca me han regalado nada. Provengo de una familia gallega de emigrantes y de exiliados en Francia que cuando volvimos a España no lo tuvimos nada fácil. Entiendo los miedos de mucha gente, las carencias, el sentirte apátrida, el sentirse un paria...; todos estos sentimientos los tengo muy arraigados. Yo, todavía, cuando me preguntan que de dónde soy, me sonrío. Puedo decirte dónde estoy ahora mismo, pero de dónde soy... En Francia nos llamaban 'espingouins', que es una mezcla de pingüino y español; algo muy absurdo, decían que los españoles entraban por la frontera, todos muy chiquitos de estatura, y en fila india. Sé muy bien los peligros que encierran los recelos, los prejuicios, la ignorancia.
- ¿Lo peor qué es?
- El odio es el sentimiento más fácil al que apelar, el odio nunca falla, y es terrible. Desgraciadamente estamos viendo cómo se apela al odio al desconocido que viene de fuera diciendo que llega a delinquir o a quitarnos el trabajo; eso sí, sin problemas cuando el que viene de fuera es un jeque árabe o un multimillonario. Siempre habrá gente, y la historia lo demuestra, dispuesta a remover esa falsedad. Además, hay muchos trabajos que los propios españoles ni siquiera quieren hacer. Hay necesidad de que haya inmigración, y gracias a esa inmigración podemos mantener un Estado de bienestar. Los inmigrantes nos necesitan y nosotros a ellos. Si uno tiene un espectro de visión un poquito amplio, ha viajado un poco o ha leído otro poquito, se da cuenta de que todo esto que nos venden los partidos de extrema derecha se cae por su propio peso.
- ¿Le sorprende el avance de este tipo de discursos?
- No crea, porque vivimos en un país que no ha hecho la Transición que hubiese sido necesaria, y por eso creo que es tan importante el tema de la Memoria Histórica. Se habla siempre de que no se reabran las heridas, cuando precisamente de lo que se trata es de cerrarlas, porque no se puede reabrir lo que no se ha cerrado. Yo lo he vivido en mis propias carnes: la mitad del país tuvo que irse a otros países o vivir sometida a la otra mitad; y aceptamos lo de '¿susto o muerte?', sin más, con respecto al tema de la monarquía, que no se ha vuelto a cuestionar. Claro que es necesaria una Ley de Memoria Histórica, porque tenemos miles de muertos en fosas comunes; vivimos en un país donde muchísima gente no ha podido enterrar a sus seres queridos. Y mientras esto siga así, difícilmente vamos a poder pasar página, así de simple.
- ¿Le cambió mucho la vida su episodio con el covid?
- No creo que en lo personal me cambiase mucho esa experiencia, porque seguí pensando como pensaba. Siempre he tenido mucha conciencia de lo que es la sanidad pública, la educación pública, el Estado del bienestar...; por eso, lo que me trae de cabeza es que a esta misma gente que estuvo dando el callo en primera línea de fuego, luego se les ha tachado de boicoteadores, de comunistas, de antisistemas, ¡y son los mismos médicos y el mismo personal sanitario! ¡Son los mismos que dieron la cara por todos nosotros! Que con todo lo que hemos vivido, haya que explicar a estas alturas lo que se cae por su propio peso es algo que sí, me trae mucho de cabeza. ¿Cómo podemos cuestionar el hecho de que sea imprescindible una sanidad pública o cosas tan de cajón como tener unos centros de atención primaria en condiciones o un número de médicos suficiente? Tengo a mi madre [enferma de alzhéimer] en una residencia de la Comunidad de Madrid y sé la realidad de las residencias de la Comunidad de Madrid, y la de los centros de atención primaria aquí. Parece mentira que hace tres años viviésemos lo que vivimos y que hoy los de siempre sigan haciendo lo de siempre: negocio puro y duro y especulación pura y dura.
- ¿Pensó usted que se acababa todo?
- Lo pensaron más Carolina, mi compañera, y seguramente mis hijos. Yo tenía una disociación cuerpo-mente y no tenía mucha conciencia de mi estado. Cuando me dieron el alta y me contaron por todo lo que había pasado, entonces sí que fue... Y me di cuenta de las condiciones en las que toda esa gente estaba sacándonos adelante. Tengo imágenes terroríficas de lo que vi. Por eso, cuando los aplausos se cambiaron por cacerolas dije: 'Dios mío, qué poca memoria tenemos'. Vivimos en un mundo bastante absurdo.
- La que armó usted con su vídeo viral.
- Aquel vídeo se salió de madre, porque iba dirigido a mi círculo más cercano para decirles '¡estoy bien, tranquilos!'. No pretendía hacer ningún discurso ni nada de eso. Mi intención era poner en valor lo que yo había visto: toda esa gente dejándose la piel literalmente. Hay gente que me insulto por ese vídeo, me llamaron de todo, me dijeron que Pedro Sánchez me había pagado para hacerlo, ¡un señor al que ni conozco ni he votado! Siempre hay gente dispuesta a cabrearse, a enfadarse por todo.
- ¿Le afectan mucho esas críticas?
- Yo tengo la conciencia muy tranquila. Que cada uno vote lo que quiera, pero hay cosas que deberían estar por encima de las ideologías. Es absurdo que intentes poner en valor algo positivo y que por eso te tachen de 'buenista' o de conformista con el Gobierno. Yo apuesto por afrontar los problemas entre todos, pero resulta que si tú no comulgas con determinada forma de pensar eres un antipatriota. Para mí, la patria tiene que ve con la gente que estaba ahí en ese momento dándolo todo, sin esperar nada a cambio; mucha gente no ha sido correspondida como se debería. La bandera, el himno, el Rey, para quien los quiera, para mí la patria es el día a día con la gente que se deja la puta vida en hacer bien su trabajo y en aras del bien común.
- Frente a la cultura de la cancelación, ¿qué?
- Personalmente, prefiero separar la obra de la vida privada. Hay gente a la que admiro por encima de su vida más o menos afortunada, aunque hay casos en lo que es difícil separar una cosa de la otra...; pero si empezamos a cancelar todo lo que es políticamente incorrecto nos vamos a quedar sin nada prácticamente. Las certezas absolutas me dan mucho miedo, y de hecho no tengo certeza absolutamente de nada y me resulta muy complicado cancelar o prohibir algo por el hecho de tener una supuesta certeza o una sospecha. Prefiero informarme, contrastar, ver hasta qué punto lo que están diciendo no está instrumentalizado o politizado. A veces, en nombre de determinadas causas te puedes llevar por delante a gente que lo piensas y dices '¿perdón?'. Hay gente que lo tiene muy claro, yo no. También se dice que no se puede cuestionar a alguien que cuenta que ha sufrido algún abuso; bueno, pues no lo sé, ¿qué le impide a cualquier persona decir mañana cualquier cosa sobre mí y que la diana me caiga encima?
- ¿Nervioso pensando en lo que pasará con 'Berlín'?
- [Ríe] La serie ha despertado mucha expectación, pero a estas alturas uno ya ha pasado por muchas cosas. No sé lo que va a pasar, y lo que procuro es ser positivo. Vivo de un oficio que es la cosa más incierta del mundo. He sido muy lobo solitario, pero agradezco cada vez más y disfruto más de la buena compañía en el trabajo y de saber que sigo teniendo retos por delante.
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