Juego de Tronos 8x04: Choque de reinas
Cuarto episodio de la octava temporada ·
Daenerys no gana para disgustos en un episodio que demuestra que la madre de los dragones va a tener muchos obstáculos más para alcanzar el poderSecciones
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Cuarto episodio de la octava temporada ·
Daenerys no gana para disgustos en un episodio que demuestra que la madre de los dragones va a tener muchos obstáculos más para alcanzar el poderNo leas este artículo si no estás al día de 'Juego de Tronos': contiene espoilers de la temporada final.
No hay tregua para Daenerys en los Siete Reinos. Ni una vez muerto el Rey de la Noche puede descansar tranquila. El cuarto capítulo de la última temporada se cebó con la madre de los dragones que tuvo que enfrentarse a todos sus ... miedos, fantasmas y nuevas amenazas. Sin descanso en un 'Juego de Tronos' que planteó en esta entrega la que será su penúltima batalla, la de Cersei contra Khaleesi. Y digo la penúltima porque se atisba que la hermana mayor de los Lannister no va a ser el único obstáculo que la Targaryen se ha de encontrar para ocupar el Trono de Hierro.
La serie de HBO volvió a demostrar que no necesita grandes artificios ni batallas (por mucho que nos gusten) para firmar un entretenido episodio que se dividió esta vez en dos partes bien diferenciadas. En Invernalia se libró la primera que sirvió para reordenar las piezas en el tablero tras la contienda y de paso resolver algunas cuentas pendientes desde hace años. La segunda se desarrolló a las puertas de Desembarco del Rey, escenario donde se vivirá el último pulso para alcanzar el poder. En ambas Daenerys jugó un papel determinante, tomando decisiones no muy acertadas y tratando de controlar unos nervios que pueden traicionarle en un futuro cercano.
El capítulo comenzó rindiendo homenaje a los caídos en la Gran Batalla y con las dos grandes damas, Sansa y Khaleesi, despidiéndose de sus queridos Theon y Jorah respectivamente. Incinerados y llorados los muertos fue momento de que los supervivientes celebrasen la victoria ante los muertos antes de partir hacia el sur. Con alcohol, que no falte.
A pesar del frío que impera en el Norte todos los que estaban por allí andaban acalorados. Dicen que la primavera la sangre altera pero el invierno también causa estragos. Después de la batalla había ganas. Y si no que se lo pregunten a Gendry, quien, tras ser nombrado por Khaleesi Lord Baratheon, señor de Bastión de Tormentas, fue a pedirle matrimonio a Arya. Gendry es de los que después de una noche loca con una chica se queda a desayunar y ya está pensando en cómo bautizará a los niños que tendrán juntos. La joven Stark, como era previsible, le dijo que no estaba ella para esas lides y que aún le quedaban unas cuantas peleas que batir. El típico ya te llamaré. Bastante mejor le fue a Jaime Lannister que, después de jugar al 'Yo nunca' estilo edad media, terminó resolviendo la tensión sexual que arrastra con Brienne desde la segunda temporada. Y eso frente a los ojos de Tormund, que se dio por vencido y tocó en retirada. Aquí el que no corre vuela. Hasta Sam contó lo mucho que se habían afanado en Antigua Eli y él a falta de otros entretenimientos mejores. Y que aquello acabó en nuevo embarazo.
También Daenerys pasó por los aposentos de Jon con ganas de fiesta pero los quebraderos que tienen entre manos les impidió consumar nada. Y es que ella no deja de darle vueltas a la confesión de su amado y a las posibilidades que tiene este de robarle el Trono como heredero legítimo por mucho que no quiera ocuparlo. Ha visto cómo el pueblo lo adora y cuánto apoyo concita a su lado. No parece que la reina Targaryen tenga ganas de alcanzar un acuerdo, renunciar o compartir bastón de mando. Ella lo quiere todo para sí y no tiene inconveniente en exigirlo.
Pero Jon Snow es fiel a sus principios y por mucho que ella le ruegue que guarde su identidad en secreto él termina revelándosela a sus hermanas pidiendo que no lo compartan con nadie. ¿Le hacen caso? Ninguno. Sansa -que sigue teniendo atragantada a Khaleesi- tarda tres minutos en contar la buena nueva a Tyrion y este hace lo propio a Varys. Qué desaparecido ha estado este personaje y qué bueno ha sido recuperarlo en este capítulo en su esencia, haciendo lo que mejor se le da, cambiar de chaqueta. «Si ocho personas conocen un secreto ya es información», sentenció el eunuco que se debate entre quién sería mejor reinando, Jon o Daenerys.
No gana para disgustos la joven Targaryen que se tuvo que enfrentar a dos momentos duros, la muerte de Rhaegal y la de Missandei. Al primero lo sorprendieron con arpones las tropas de Euron Greyjoy que los estaban esperando escondidos y el dragón murió desvaneciéndose en el mar. Han perfeccionado el matadragones que Cersei tenía en un desván y le han dado buen uso. En esa emboscada secuestran a la joven consejera de la reina y Cersei manda decapitarla cuando comprueba que Khaleesi no se va a arreplegar. «Dracarys», grita antes de morir. Y la Targaryen entiende el mensaje. Va a por todas. Contra Cersei y contra quien sea. Hemos visto sus caras de preocupación, de tristeza o de terror, pero la que observamos al cierre del capítulo es de odio absoluto.
En el episodio cuarto hubo ocasión de que reapareciese Bronn para negociar con los Lannister y terminar sacándoles Altojardín; de que Arya y El Perro retomasen el papel de hidalgo y escudera; de que Jaime demuestre que la cabra tira al monte (dejó a Brienne llorando para ir a salvar a su hermana); y de que Jon y su lobo Fantasma se despidieran para siempre.
La guerra Daenerys-Cersei está servida pero la sensación generalizada es que esto no acaba con tomar Desembarco del Rey. Tyrion y Varis, como en sus mejores épocas, repasaron sus apoyos y alianzas y pintaron el panorama venidero. «Todo buen monarca debe imponer algo de miedo», dijo el enano. «Las vergas importan», sentenció Varys. A ver cómo se rebate eso. Lo importante es que todos lo tengan claro y lleven a cabo una estrategia más efectiva. Para ello parece inevitable impedir que Jon sea quien la diseñe. Es el peor estratega jamás visto y en este episodio se comprobó otra vez.
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