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Buen ambiente, triunfo e ilusiones renovadas. El festejo mixto de este viernes en Ampuero no decepcionó a los espectadores que llenaron en tres de sus cuartas partes La Nogalera y que vieron como Cayetano Rivera y Guillermo Hermoso de Mendoza salían a hombros con una ... corrida de Rosa Rodríguez, Francisco Romao y Jandilla.
Ídolo absoluto en La Nogalera, Pablo Hermoso de Mendoza compartía protagonismo con la pujanza de su hijo Guillermo, al que la afición cántabra ya había visto triunfar este año en Santander, y el poderío mediático de Cayetano, tan conocido dentro como fuera de los ruedos.
La primera sorpresa llegó con el cambio de hierro de los toros para lidia a pie de Cayetano Rivera, que finalmente estoqueó dos animales de Jandilla y no los dos de José Vázquez anunciados en el cartel por problemas a la hora de enlotar las reses. El diestro abrió la tarde, con un cuatreó sin rematar y poco ofensivo por delante que no hizo honor a sus hechuras y se movió tras las telas durante toda la faena. El menor de los Rivera lo recibió por verónicas y posteriormente le recetó una faena en la que los muletazos con la zurda tuvieron cadencia y gusto y en la que el respetable solo se estrujó las palmas tras los molinetes de rodillas finales. Al cuarto le faltó remate y a Cayetano posó con él para trazar una faena regida por los cánones clásicos. El toro se movió, el diestro quiso agradar y remató la faena bajo un tendido de sol que reclamaba su protagonismo desde el inicio del festejo. Con irreprochable actitud, el madrileño mató a la primera para pasear dos apéndices.
Ganadería: Dos toros de Francisco Romao (2º y 3º) y dos de Rosa Rodríguez (5º y 6º) para rejones y dos de Jandilla (1º y 4ª) a pie. Flojos los de rejones, con movilidad los de a pie
Pablo Hermoso de Mendoza. Silencio y oreja
Guillermo Hermoso de Mendoza Oreja y oreja.
Cayetano Rivera Silencio y dos orejas
Incidencias Más de tres cuartos de entrada y gran ambiente en La Nogalera.
A caballo se lidiaron toros portugueses de Rosa Rodríguez y Francisco Romao. Con el primero, que rehuyó la pelea de primeras, Pablo Hermoso de Mendoza logró fijar su embestida ante de clavar cuatro banderillas en lo alto a lomos de Ilusión, el caballo encargado de llevar el peso de la faena. El estellés pasó sin alardes una faena que remató de dos pinchazos, un rejonazo y un descabello y tras la que también escucho silencio. O, mejor dicho, los sones de las charangas. Hermoso sabía lo que era triunfar en Ampuero bajo los sones de Paquito El Chocolatero, algo que logró en el segundo de su lote y a lomos de una de las estrellas de su cuadra, Berlín. Al navarro le faltará la chispa de la juventud, pero le sobran las tablas que da la veteranía.
A su hijo Guillermo te correspondió en primer lugar un toro escaso de tamaño y fuerzas que intentó saltar al callejón en varias ocasiones. Como no lo consiguió trotó y trotó sin celo en busca de las monturas del navarro, que todavía está en esa etapa en la que le falta poso para ser figura, pero en la que suple sus carencias con la vitalidad que da la juventud. Paseo una oreja.
Para salir a hombros con Cayetano no podía faltar en el que cerró la tarde, otro animal al que faltó llenar el albero y con el que Hermoso, a favor de corriente, remató a un respetable ya a favor de obra. Una estocada derivó en petición y en una oreja que le permitió abandonar el coso a hombros junto a Cayetano.
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