La clase de Daniel Medina triunfa en la plaza de Ampuero

El principal atractivo del festejo era la presencia de Daniel Medina, casi un cántabro más después de torear este año hasta en seis ocasiones antes de presentarse en La Nogalera. El diestro triunfó el pasado año en el certamen de novilladas sin caballos de Castilla y León y en 2022, en su debut con los del castoreño, ha demostrado que tiene las ideas claras de cara a llegar a ser figura.

Nacido en Laguna de Duero, el diestro tiene apoderado cántabro y, sobre todo, un nombre entre la afición de la región. Además de ser el torero que más festejos ha lidiado esta temporada en Cantabria, Daniel ha triunfado en todas sus actuaciones, una dinámica que no interrumpió ayer en La Nogalera. Su primer oponente se fue sin orejas al desolladero después de un trasteo en el que el novillero dejó su sello por ambos pitones. Medina tiene clase, tiene cabeza y posee una capacidad natural de poder a sus enemigos. Y es que el novillo se dejó sin embestir.

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Hípica Zahorí, empresa regente del coso y a su vez debutante en un festejo de lidia, envió a Ampuero un encierro de escasa presentación que tuvo el denominador común de la falta de pujanza. En quinto lugar saltó una res castaña que compartió con sus hermanos su escaso celo. Medina, que ha debutado este año con picadores, tiene el toreo en la cabeza y fue capaz, incluso, de transmitir lo que no tenía el novillo. Torero castellano típico y tópico, el pucelano ha calado en la afición por su manejo de las telas y por una clarividencia poco habitual en alguien de su edad y experiencia. Laguna, y por ende Cantabria, tienen torero en ciernes para el futuro

El cartel de a pie lo completaba Ismael Martín, otro toreo surgido del certamen de novilladas sin caballos de Castilla y León y que tuvo enfrente un primer utrero que ya de salida le hizo feos por el pitón derecho y que nunca se entregó. Ante él, el charro se fajó en un trasteo sin eco en los tendidos. Con el segundo de su lote solo pudo justificarse y colocar banderillas.

Abrió la tarde Ana Rita, rejoneadora portuguesa que paseó dos orejas de su primer oponente, un novillo que se emplazó en los medios y que poco quiso saber de la grupa del cabello. Pese a ello, la lusa apretó en los terrenos comprometidos y recibió un merecido premio. En el cuarto, Ana Rita recibió petición minoritaria desde los graderíos y no pudo tocar pelo.